martes, 31 de julio de 2012

Del Melodrama y otras menudencias: La novela de la vida real.





Siempre lo diré sin vergüenza: estoy convencida que el melodrama es parte del legado cultural latinoamericano. Desde Libertad Lamarque, llorando con su bello rostro inexpresivo frente a las cámaras hasta las modernas telenovelas, caricaturizaciones de la vida cotidiana, el drama, la emocionalidad exagerada, la truculencia es parte de nuestra forma de percibirnos como cultura. Y que divertido resulta, notar que esa teatralidad es parte del todo los días, de lo que consideramos habitual y normal. Porque como bien diría mi profesor de Coolhunting, no podemos olvidar quienes somos: esa impronta, esa huella indeleble que nos define y que de alguna manera nos otorga un rostro social. De manera que como creo, esa idea exagerada y estrambótica es parte de un todo, de una manera de concebirnos como "parte de" y lo que es aun más profundo, una identidad cultural tan profundamente asimilada que apenas lo notamos.

Así que, en ocasiones, esa idea parece chocar con nosotros. Tropezar, como quién dice, y cuando la notas - tan clara y tan frontal - te sorprende, cuando no te divierte, en otras ocasiones te preocupa. Pero admitamoslo, casi siempre es divertido. Y en esa clave de humor, es que escribo este artículo, porque esa tropicalidad nuestra, esa espontaneidad a toda prueba, esa tragicomedia de todos los días, es parte de nosotros, parte del todo, de lo que somos y seremos. ¿No lo has pensado? Yo si lo hago y con frecuencia.

Del Drama pequeño al Drama cotidiano :

Hace unos cuantos días, almorzaba con mi prima N. y mi madre en un pequeño restaurante del este de la capital, cuando una mujer, un par de mesas más allá, comenzó a pelearse en voz alta con quien supongo era su pelea. Nada poco habitual, ¿No?. Claro que no, si la misma escena la hemos disfrutado un montón de veces frente a la pantalla del televisor. Asombra, la similitud. Nerviosamente, todos los demás clientes del restaurante volvieron la cabeza para mirar, mientras la mujer levantaba progresivamente el tono de voz, acusando al hombre que le acompañaba de lo que parecía una larga lectura de pequeños defectos: desde su flojera en las mañanas, hasta sus tardes aburridas. La refriega siguió creciendo hasta que el hombre, tomó su chaqueta y salió apresuradamente y la mujer se quedó sentada a la mesa, llorando desconsoladamente. Llevando su dolor como banda de honor, como diría mi abuela. Y que deleite, parecía sentir aquella mujer, llorando sin rebozo, fumando entre hipidos, mientras toda la concurrencia la mirada entre compungido y escandalizado, simplemente curioso por el espectáculo anterior. Cuando salimos del restaurante, la mujer continuaba allí, aun sentada a la mesa, bebiendo lo que supongo era alguna bebida alcohólica - ninguna buena escena puede estar completa sin un buen trago salvador - y paladeando su angustia con cierta parsimonia.

Me quedé pensando en aquella escena por días. Y no por inusual - todos hemos visto algo semejante en algún momento - sino por el hecho que justamente nos parezca tan habitual. Esa costumbre de la osadía, de la expresarlo todo a los gritos, de hacer participe al mundo de nuestro dolor, alegría y angustia, la llevamos tan asimilada que no sabemos donde empieza la costumbre y donde comienza el habito de hacerlo. Comencé a mirar a mi alrededor, notando - como si fuera la primera vez - todas las conversaciones en voz alta, los gestos exagerados, la necesidad de reconocimiento, de ser escuchado. Las carcajadas estertoreas, las palabrotas que brotan en momentos álgidos y me hizo sonreir. ¿Es nuestra idisioncrancia tan joven? Pensé con cierto sobresalto. ¿Tiene ese carácter tan profundamente ingenuo que tal pareciera que vivimos en una adolescencia eterna? Si y sí. Lo notas cuando ese melodramón del esquema, parece repetirse en la calle, en la casa, en las parejas, allí a donde vas. La gran novela de la vida real, digamos, el drama interminable que se extiende en todas partes como una especie de reflejo futil de quienes somos.

De madrugada, en una de mis tantas noches de insomnio, zapeo de un canal a otro buscando alguna cosa que pueda aplacar mis horas de vigilia. Y tropiezo con la programación que parece dedicada exclusivamente a la novela. Por puro tedio, detengo el recorrido y observo la escena que llena la pantalla: Una bella mujer sentada a una mesa de restaurant, conversa con el galán de turno. De pronto, él pronuncia una frase en un tono remilgado y arrogante - algo que sonó como "no lo entiendes" - y ella lo mira con los grandes ojos muy maquillados echando chispas de furia. De pronto comienza a gritar, en un tono chillón muy cercano a la histeria y todos los comensales se vuelven para mirarla , asombrados y levemente incómodos, pero sobre todo curiosos. La escena se hace cada vez más chirriante, casi insoportable. Supongo que la intención es provocar angustia, un poco de compasión o cualquier otro sentimiento parecido. Pero a mi me provoca es una risa loca, una hilaridad demencial. Sí, teatral, claro. Y sin duda un poco de Deja vu.

Aapagué el televisor y en la oscuridad, tuve una sensación de lo más curiosa. ¿De reconocimiento quizá? Y cuando sonreí, tuve un pequeño gran momento de comprensión sobre quienes somos. O mejor dicho, de aceptación. Una idea muy simple,  sobre este mundo pequeño y surrealista donde me tocó nacer y que para bien o para mal, estoy empezando a mirar con cierto humor, una especie de madurez tardía.

C'est la vie.


lunes, 30 de julio de 2012

El final de una historia: Batman, The Dark Knight Rises de Christopher Nolan




Soy una cinéfila de hueso rojo. Desde muy niña, he amado el cine: el bueno, el de autor, el malo, el pendejo, el gracioso, el muy intelectual, el emotivo, el simplón. Amo el cine por su capacidad de evocación y lo disfruto justamente, por esa capacidad que en ocasiones me parece heredó de la literatura, de la que bebe muchas de sus fuentes: Crear mundos imposibles. Recrearlos, darles forma, hacerlos reales y eternizarlos como simbolos. De manera que disfruto el cine por lo que es y por lo que expresa: un gran entretenimiento, el simbolismo de un lenguaje profundamente asimilado, una forma de reflexionar en voz alta y en tecnicolor - o brillante blanco y negro - sobre lo que vivimos, quienes somos, el mundo que construimos a diario. De manera que para mí, cada película es un evento creativo, es una manera de soñar y crear.

Y "Batman, The Dark Knight Rises" es sin duda, una de esas pequeñas joyas de la memoria colectiva que pasan a formar parte del imaginario popular.

No lo digo solo como la fanática de Batman, el personaje de DC comic con el cual siempre he estado un poco obsesionada, mucho menos como amante del cine. Lo digo como espectador, ese simple y palomitero, que va al cine a disfrutar del espectáculo y espera que lo que verá en la gran pantalla sobrepase sus expectativas. O como en este caso, simplemente sea algo tan bien hilado y tan creativamente poderoso, que te deje sin aliento, que te permita sacar tus conclusiones o solo quejarte que no haya ninguna que sacar. Cualquiera sea el caso, la última parte de la trilogía de Christopher Nolan sobre el hombre murcielago marcó precedente justamente por intentar dar un paso más en una meditada propuesta que ha venido desarrollandose desde "Batman Begins" y se amplió en "Batman, the Dark Knight" ¿Lo logró? ¿No lo logró? Eso lo dejo a criterio del hipotético lector y sobre todo, a ese debate subsiguiente que toda buena película provoca.

En mi caso particular, la película me produjo una sensación ambivalente. De hecho, comentaba hace varios días por Twitter, que sentí la odié y la amé por partes iguales y por razones totalmente distintas. Podría decir de hecho, que la película me produjo esa ligera confusión que produce una obra de gran factura con algunas grietas. Así que podría decir que, amarás " Batman, The Dark Knight Rises" sí:

* Si te gusta el estilo Nolan: porque esta película es de hecho, la depuración de su propuesta filmica y argumental. Leí por alguna parte que con TDKR, Nolan abusó de sus propios recursos y su capacidad para romper estructuras temporales y narrativas en beneficio de una propuesta fresca. No lo creo así: en mi particularisima opinión, Nolan simplemente creo un broche de oro para una trilogía de una manera compacta y bastante inteligente. Pero, si el estilo Nolan te encanta  - esas vueltas de guión inesperadas, la inteligente estructura de escenas y pequeñas confusiones que llevan a una resolución casi sorpresiva - TDKR te gustará.

* Si te gusta la manera como se ha planteado Batman como Héroe trágico: TDKR es sin duda una gran despedida cuidadosamente orquestada para una trilogía donde Nolan dotó de una improbable dignidad a un personaje que había sido muy maltratado  anteriormente. Solo hay que recordar en que estado deplorable sumió Joel Schumacher a la franquicia para comprender la magnitud del trabajo que ha llevado Nolan en convertir a Batman, de nuevo en una figura casi épica dentro del cine de Super héroes al que estamos habituados y que se encuentra tan en boga actualmente. Pero una de las cosas que más me impresionó de la película, fue disfrutar de esa estatura casi épica, con que Nolan dotó a la historia, apoyado en un elenco coral que asimiló cada uno de sus personajes de una manera espléndida.

* Si para ti la Trtilogía de Batman debe tener un necesario final: Pocas veces, y sobre todo en Hollywood, donde es un hábito explotar hasta la locura las franquicias y personajes, es muy poco frecuente que un director decida dar por terminada una serie de películas tan rentables como lo ha sido Batman, en cualquiera de sus versiones cinematográficas, incluso las peores. No obstante, la decisión de Nolan ha marcado un hito concreto dentro de la historia de las películas de acción y super héroes: darle un punto y final. Y lo ha hecho uniendo cabos e hilos argumentales con una precisión milimétrica y bastante consciente que la historia debía completar los arcos argumentales anteriormente planteados. ¿Lo logró de manera satisfactoria? Hay opiniones dispares, aunque en lo personal creo que sí.


Ahora bien, como dije, en esta nueva entrega de la franquicia, hay una cierta disparidad de ritmo y pequeños detalles que atentan contra la unidad temática. Así que podría decir odiarás TDNR sí:

* Si estás esperando una adaptación fiel del comic Batman: Knightfall; porque no lo es. De hecho, se toma bastantes libertades con respecto al argumento original y podría decirse que es una versión bastante amplia de la historia del Comic. La mayoría de las lineas narrativas han sido modificadas en mayor o menor grado y de hecho, la similitud de la historia con su gemelo en tinta es meramente circunstancial. No obstante, la película funciona por si misma, como producto fílmico y reflejo del comic, aunque como dije, la diferencia entre ambos lenguajes es obvia en este caso.

* Si esperas una película superior a Batman: The Dark Knigth: porque no lo es. De hecho, aunque es una película visualmente más impactante, no llega a las cotas de profundidad psicológica de su antecesora, ni en su planteamiento filosófico ni tampoco en la psicología de sus personajes. Es, por supuesto, una gran película - superior  a muchas de las estrenadas recientemente - pero tiene pequeños fallos narrativos y  algunos traspiés en el planteamiento que le restan brillantez. Pero como dije, sigue siendo una película de altísimo factura, que no solo hace un gran homenaje al personaje en que se basa sino al cine de Super héroes en general.

* Si odias el estilo Nolan: si te aburriste en "Inception" y no entendiste "The Prestige", Batman: The Dark Knigth probablemente te parezca sin sentido, pretenciosa e incluso insoportable, y es que la película es la depuración de esa manera tan particular que tiene Nolan de interpretar el cine: Hay una sublime belleza incluso en las escenas más duras y una gran capacidad para crear elementos subjetivos y simbólicos, a media que la trama avanza hacia un leivmotiv perfectamente medido.


Sin duda, estas son razones más o menos abstractas para recomendar una película. Pero en el caso en particular de TDKR, el mero hecho de continuar el solido planteamiento de sus antecesoras ya es un logro en sí mismo. Y sobre todo de dar un final - por ahora - sumamente meditado y hasta hermoso a uno de los personajes más queridos y desconcertantes del Universo del Comic tradicional.


sábado, 28 de julio de 2012

De la fotografía y otras pasiones: Mini Brevario de términos fotográficos.




Siempre me sorprenderá lo relativamente joven que es la fotografía, como arte y como técnica. Me refiero a que dos siglos y un poco más es un lapso de tiempo muy breve, si comparamos su trayecto en el mundo de la creación con otras técnicas y disciplinas artísticas. Por supuesto, aquí habrá siempre un elemento un tanto engorroso: ninguna comparación es justa e intentarlo con formas de expresión artísticas tan disimules, es poco menos que una temeridad. Ah, por supuesto, si logramos sobrepasar el tema que el tema si la fotografía es una técnica con tendencias artísticas, o un arte técnico. Pero eso es parte de otra reflexión que prometo hacer en el futuro en este, su blog de confianza.

Por ahora, el tema que me intriga, es el hecho que la fotografía, como arte o ciencia, tiene esa capacidad de parecer accesible como conocimiento y práctica, tal vez debido a que últimamente y sobre todo con la llegada de la técnica digital, su aprendizaje se ha popularizado a niveles inesperados. Vivimos una época dorada de la imagen, he leído en varias oportunidad, y estoy de acuerdo con la idea, aunque en reservas. No puedo menos que preguntarme si esta accesibilidad, esa facilidad para el aprendizaje y para el uso de los equipos, no hace que en ocasiones ocurra lo que Cartier Bresson llamaba "Un desastre creativo". Y es que de tanta amplitud en los conceptos, comienza a ocurrir toda una serie de mal entendidos y confusiones que sin duda, convierten el aprendizaje de la fotografía en una especie de guerra cruzada de teoría, técnica y comprensión técnica que afecta sin duda la formación del fotógrafo en crecimiento. Así me ocurrió a mi, al menos y solo después de algunos años - y dar algunos traspié - comencé a aprender lo básico hasta que dejó de ser un obstáculo para mi experiencia creativa. Una tarea que me ha llevado casi media vida llevar adelante y que asumo, me llevará unos cuantos años más hasta llegar al nivel de formación que deseo.

De manera que, en base a mi personalisima experiencia, he decidido compilar algunos conceptos que se prestan a confusión y que de alguna manera, forman integran esa etapa básica que todo fotógrafo debe transitar hacia su camino para crecer fotográficamente. Esta breve recopilación incluyen algunos términos que juzgo imprescindibles, para comprender de manera clara hacia donde nos dirigimos y sin duda, que necesitamos saber para continuar este camino tan extraordinario como en ocasiones confuso como es de el de la creación de la imagen.

¿Y cuales podrían ser esos términos que se prestan a mayor confusión? 

* Formato fotográfico: ( En fotografía digital ) 

Es el lenguaje con el que la cámara fotográfica digital guarda y codifica toda la información de tonos, texturas y colores y que después el ordenador decodificará para poder ver la imagen en la pantalla.

En general las cámaras fotográficas digitales utilizan el formato JPG como estándar y muchas cámaras, sobre todo las réflex tienen además su propio formato particular. También sucede que cada programa de interpretación y manipulación de imágenes utiliza una serie de formatos estándar y el suyo propio. Todo esto supone un gran conjunto de formatos digitales donde poder elegir.

Formato RAW:
El formato de imágenes RAW ("crudo" en inglés; en el caso de las imágenes, entiéndase como "Formato de Imagen sin modificaciones") es un formato de archivo digital de imágenes que contiene la totalidad de los datos de la imagen tal y como ha sido captada por el sensor digital de la cámara fotográfica.

Formato BMP:
BMP es el formato de imagen de mapa de bits estándar de Windows en DOS y en ordenadores compatibles con Windows.

Formato TIF:
Tagged-Image File Format (TIFF) se utiliza para intercambiar archivos entre aplicaciones y plataformas de ordenadores. Se suele utilizar en artes gráficas, así cómo en fotografías en las que queremos que no haya ninguna perdida, bien para imprimirla o bien para interpolarla para aumentar su resolución.

Formato PSD:
El formato PSD es el que habitualmente se usa en adobe photoshop para guardar un documento el cual tiene las capas sin acoplar o cuando hemos guardado una selección, ya que este formato nos permite retomar el trabajo tal y como lo dejamos. Es un formato que no tiene perdidas, ya que no realiza compresión alguna.

Formato JPEG:
Este es el formato que normalmente utilizan las cámaras digitales para almacenar la imagen. Es un formato con compresión variable con perdida de detalle de la imagen, el nivel de compresión se puede especificar.

Formato GIF:
Graphics Interchange Format (GIF) es el formato de archivo utilizado normalmente para mostrar gráficos de color indexado, es decir, admite un máximo de 256 colores.

Formato PNG:
El formato PNG se desarrolló como alternativa al formato GIF y, como GIF, se utiliza para mostrar imágenes en World Wide Web y otros servicios electrónicos. PNG conserva toda la información del color y de los canales alfa de una imagen, y utiliza un esquema de compresión sin pérdidas para reducir el tamaño del archivo.

* Flujo de trabajo: 

Muchas veces suele confundirse la edición fotográfica, con el revelado fotográfico en sí, que es otro proceso totalmente distinto y que implica manipular, desde niveles básicos a otros más sofisticados la imagen en sí. La Edición fotográfica es de hecho, el proceso mediante el cual un fotógrafo clasifica y escoge las mejores fotografías de un grupo de imágenes, con la intención de encontrar las mejores - técnicamente hablando - o las que sean más coherentes con respecto a la linea conceptual que intenta construir. La edición fotográfica puede llevarse a cabo de muchas maneras, pero esencialmente supone una serie de decisiones tanto artísticas como conceptuales del fotógrafo con respecto a su trabajo, su manera de crearlo y su forma de elaborar el lenguaje visual que elabora con su trabajo fotográfico. En inglés, y haciendo referencia a los pasos y procesos que el fotógrafo debe seguir para lograr un resultado óptimo, se le denomina workflow.

Un método de trabajo bien meditado, ordenado y eficaz nos puede salvar de caer en errores tontos y de dar al traste con un archivo que podría ser valioso, una vez asumido y automatizado en nuestro trabajo diario. Por tanto, meditar cuáles son los pasos que seguimos en el postproceso de nuestas fotos, en qué orden es conveniente llevarlos a cabo o con qué programas es importante.


De manera que el flujo de trabajo puede definirse como un método, ordenado y eficaz que nos permite obtener lo mejor de nuestras fotografías. Nos permite además, ordenar el postproceso de las imágenes que finalmente seleccionemos y en que orden es conveniente hacerlo, utilizando el programa más conveniente para su mejor resultado. 

* Revelado Fotográfico: 

Revelar en fotografía ( tanto en film, como en digital ) es sin duda, uno de los procesos y técnicas más importantes dentro de la fotografía moderna, porque de su correcta ejecución dependerá el resultado óptimo de una imagen. Y su terminología no ha variado en exceso desde que los primeros fotógrafos dedicaban horas y esfuerzo sostenido en lograr el mejor resultado de sus imágenes. Porque de hecho, revelar fotográficamente es justamente eso: lograr el optimo resultado de tus fotografías mediante una serie de procesos técnicos que permitan corregir errores, revelar zonas subexpuestas u obtener información digital de zonas sobreexpuestas, hasta lograr la mayor cantidad de detalles en una imagen. De hecho, el revelado fotográfico permite obtener lo mejor de cualquier imagen fotográfica, conservando la composición esencial de la toma original.

Uno de los programas más populares para este delicado e importante proceso fotográfico es el  Adobe Lightroom, que posee todas las herramientas necesarias para un buen flujo de trabajo que pueda permitirte no solo una selección de imágenes coherentes, sino además contiene un Menú de revelado completo y adecuado para procesar tu imagen de la mejor manera posible.  

* Metadatos


Los metadatos son datos  de relevancia que van agregados o añadidos directamente a la fotografía. Estos datos son de hecho información importante e imprescindible que debe contener cada imagen digital: el nombre del  autor, la cámara con que fueron hechas, los datos Exif (diafragma, obturación, equilibrio de blancos…) y todo dato relevante que pueda permitir definir e identificar la imagen como individualidad fotográfico.

Habitualmente, los Metadatos son los grandes desconocidos de la fotografía digital: pocos fotógrafos los usan pero tienen una importancia enorme si llevas a cabo proyectos donde necesitas saber el día en que fue tomada las fotografías, los datos que puedan ayudarse en su revelado y todo tipo de caracteristica que te permita realizar una clasificación efectiva del material.


* Retoque Digital ( Generalmente llamado Photoshopeado )

El Adobe Photoshop es el probablemente el programa más conocido - que no el único - para llevar a cabo el llamado "Retoque digital", que no es otra cosa que la modificación a niveles esenciales de la toma desde su estado original. El retoque digital, a diferencia del revelado, si modifica la fotografía en mayor o menor forma y de hecho, puede obtener resultados por completo distintos a partir de una imagen concreta. El Retoque digital es usado muy a menudo para la fotografía artística, creativa y sobre todo la experimental, debido a que permite llevar a la  imagen más allá de sus limites naturales, lo cual lleva como inmediata consecuencia una transformación de la propuesta fotográfica original.  Actualmente, el Photoshop o el uso que se hace de él, es todavía un debate encendido en la comunidad fotográfica, sobre todo porque la concepción purista de la fotografía choca frontalmente contra esta capacidad del retoque digital para transformar la toma fotográfica en su totalidad.


Por supuesto, hay montones de términos más que podría añadir a esta corta lista - y creo que lo haré - pero estos son los que comúnmente  son los que parecen resultar más confusos y sobre todo, malinterpretados dentro del mundo fotográfico. No obstante, la fotografía es una ciencia nueva, un arte que bebe de su propia juventud y que se construye cada día, por lo que creo que es inevitable que estos términos no solo se transformen, sino que avancen o simplemente obtengan otros significados a medida que se construyen así mismos.  

Porque no olvidemos nunca, que la creación visual, es sin duda una forma de expresión en constante evolución.

viernes, 27 de julio de 2012

El Nuevo rostro Patrio: Entre el Nacionalismo Fatuo y el exceso





Últimamente, hablar de patriotismo en mi país es un tema resbaloso. Peligroso, pienso en ocasiones. Y lo es, porque a través de estos trece años de "Revolución", el concepto de patriotismo se ha estirado, machacado y trastocado a tal nivel, que ya no se sabe donde comienza la manipulación y termina el amor a la patria. Preocupa sobre todo, que este resurgimiento de este "Amor Patrio"  tan conveniente, pero aun peor tan poco coherente con lo que ocurre actualmente en nuestro país - un caos moral y ético a todo nivel - . Lamentable, la manera como se utiliza la imagen de Simón Bolívar, personaje histórico de talla Universal, para convalidar los desatinos, errores y contradicciones de una política gubernamental que se llama así misma "Bolivariana" sin que pareciera tener relación alguna con el discurso político al cual hace referencia.

Durante la última semana, el debate se ha hecho incluso más facilón y sobre todo, absurdo, al toma tomar como punto de partida lo que fue, palabras más, palabras menos, la gran atracción fatua de la pasada celebración del natalicio de Simón Bolivar: La reconstrucción en una esplendorosa imagen 3D del rostro del Libertador, a partir de datos forenses y mediciones anatómicas. Y lo que en cualquier otro país del mundo habría sido poco menos que una curiosidad histórica, aquí se ha convertido - en plena campaña electoral, no podría ser de otra forma - en una diatriba cada vez más irritante, insustancial y torpe sobre el Nacional, lo patriótico y lo que no lo es. Lleva esfuerzos comprender, como Venezolana y respetuosa de la historia de nuestro país, el nivel de abuso que ha sufrido la imagen histórica de Simón Bolivar, que además de todo, parece estar convirtiéndose en un icono flexible para un régimen político que echa mano de cualquier circunstancia para favorecer sus posibilidades electorales. Preocupa además, que esta especie de "Nacionalismo a la Carta" haga que los Venezolanos, ya divididos por una ardua lucha política de casi una década y media, ahora vuelvan a subdividirse, entre los que convierten a Simón Bolivar en un Icono de la Revolución tardía que vivimos y los que simplemente, respetan su enorme legado histórico. Una idea absurda sin duda, de lo que es el argumento político en nuestro país y sobre todo, en el momento social que atravesamos actualmente.

Porque no queda a uno sino reírse - con cierta precaución, eso sí - cuando se reciben airadas recriminaciones sobre la opinión que se pueda tener sobre esta nueva representación del Rostro del Libertador, a tono con los tiempos que corren y políticamente asimilada. Hace unos días, sin ir demasiado lejos, leía en Facebook la discusión entre dos escritores donde uno de ellos - afrondescendiente, para más señas - se quejaba amargamente, con sermón moral incluido, de las reacciones que había suscitado este Bolívar "Mestizo". De inmediato, una larga lista de ofendidos y partidarios de la "Nueva visión del Libertador" apoyaron su encendido discurso, que por cierto terminaba que todo aquel que no estuviera de acuerdo con la idea del Libertador con descendencia Afrodescendiente le deseaba "que un negro le hiciera el favor de su vida". Poco después, alguien que parecía ser su amigo cercano, se quejó de la tontería, instándole a reírse de lo que es poco menos que una imagen que celebra la idea política que corre, a entender que la imagen, para bien o para mal, era una propaganda política tan evidente como cualquier panfleto o poster. La discusión continuó y continúa supongo, siempre apoyada en el Nacionalismo convencido y errático de una especie de pasquín en imágenes que se limita a mostrar una idea muy conveniente para quien lo transmite, pero que no aporta absolutamente nada a la realidad del país.

Y continúa preocupándome sin duda, el hecho que los Venezolanos continuemos persiguiendo el señuelo del circo con poco pan que se nos vende a diario. Realmente ¿Que cambia conocer los rasgos físicos del Libertador cuando su ideario político es maltratado a diario? ¿De que sirve mostrar orgullosamente una imagen perfectamente randerizada si el Venezolano común tiene poca o ninguna idea de quien es Bolívar como personaje histórico y referencia cultural de nuestro continente? ¿Alguno de estos enconados defensores, de estos nuevos patriotas que llevan la imagen de Bolivar en las redes sociales y que la muestran como moneda de cambio para convalidar su nacionalidad conoce sus proclamas? ¿Cuantas batallas llevó a cabo? ¿Su verdadero pensamiento político, que sin duda poco o nada tiene que ver con el actual? ¿Alguno de estos revolucionarios enfurecidos, que me han criticado por reírme y bromear sobre una imagen impersonal y robótica, que contradice los propios anales históricos conoce la visión filosófica de Bolivar sobre Venezuela y su manera de gobernar?

Me hago esas preguntas a diario y otras tantas que surgen a medida que el discurso se hace más encendido y sobre todo carente de sentido. Como siempre, inquieta pensar que ocurre en esta Venezuela que continua deslumbrada con baratillo, con pequeños trucos de magia. Y no sé porque - o quizá sí - recuerdo al Macondo primitivo, de los Buendía de la Cienaga, donde los gitanos conquistaban aplausos y asombro con hierros retorcidos e imágenes pintarrajeados de cualquier modo. Una idea que se debate entre lo racional y lo simple, entre lo coherente y lo simplemente mordaz.

C'est la vie.


jueves, 26 de julio de 2012

Entre desastres informáticos te veas: El desastre discreto







Anoche me ocurrió lo que creo que es la pesadilla de cualquier internauta: Caí en un viejo señuelo vía web e infecté mi computadora con un pertinaz virus que me tuvo por horas luchando contra él, hasta que pude erradicarlo del sistema. Fue una labor a ciegas: el virus en cuestión era un Troyano que al parecer tenía toda la buena intención de robar mis contraseñas - o eso me sugirió mi deslenguada paranoia - de manera que durante toda la noche, me dediqué a analizar todos los procesos con dos antivirus y un programa para limpiar el equipo de cualquier virus espia o troyano. El nuevo día me encontró sentada frente a mi pantalla, atolondrada y tan agotada que estuve a punto de quedarme dormida muy ergida en la silla, pero con mi pc libre de cualquier amenaza externa. Cuando finalmente reinicié el equipo y todo volvió a la normalidad, sentí un tipo de alivio que creo todos los usuarios de Windows han conocido alguna vez y que viene a decir, palabras más, palabras menos: "Hasta la próxima oportunidad que ocurra una locura"

No obstante, lo más inquietante de esta ocasión, no fue el virus en cuestión - que realmente nunca llegó a actuar debido a que rapidamente tomé las precauciones necesarias - sino en la extrema facilidad como me ocurrió el percance. Todo se debió, digamos, a una fatal combinación de nerviosismo y falta de real conciencia del nivel tan sutil que puede ser un ataque electrónico de esta categoria y justamente es esa sencillez - de una simplicidad que apabulla por ingeniosa - lo que casi hizo que lo que comenzó comno un error, se transformara en un caos mayor. Pero como dije, tomé precauciones a tiempo y hoy puedo decir que sobreviví a otra pequeña desgracia de la vida 2.0.

Lo benficioso de todo esto, es que la experiencia me trajo - no podìa se de otra forma - un aprendizaje muy concreto sobre que debo hacer o no hacer, en caso de desastre, o la sospecha que haya una en puertas. Y esta pequeña / gran enseñanza, se puede resumir así:

* Ojo con las terminaciones peligrosas: 

Hasta anoche, no tenía una idea muy clara de cuales terminaciones podian ser potencialmente infecciosas para un sistema informático. Tenía la vaga  - muy vaga, en realidad - idea sobre el .exe pero realmente no sabía absolutamente nada sobre el archivo .COM, que estaba completamente convencida, se trataba solo de la terminación del dominio universal de la web. Quizá por ese motivo hice click en el archivo que intentaba descargar, hasta que cai en cuenta que no abría ninguna página y que toda la situación era extremadamente sospechosa - un archivo zip donde se guardaba un supuesto comprobante de una transacción bursatil que jamás había hecho -. Cuando reaccioné, ya era tarde, de manera que,  en pleno ataque de  pánico,  me dediqué a googlear buscando información al respecto. Lo que encontré me hizo sentir escalofrios y un poco estúpida, además.


De manera que sí, con una ingenuidad que roza lo preocupante, había descargado un archivo potencialmente peligroso en mi computadora. Saberlo, por supuesto, no lo hizo menos angustioso y lo siguiente que pensé fue ¿Ahora qué?

Resulta que el Archivo .COM, en MS-DOS, es un tipo simple de fichero ejecutable. El nombre del formato de fichero proviene de la extensión del nombre de fichero .com, que como dije, no debe confundirse con la universalmente conocida .com del el nivel superior de dominio .com. Según aprendí de varias fuentes distintas que consulté, el formato COM es quizás el formato ejecutable más simple de todos, no contiene metadatos, sólo código y datos, y se carga en el desplazamiento 0x0100 de un segmento y se ejecuta. Debido a la segmentación de la memoria no es necesaria la relocalización. De manera que, a diferencia de los archivos EXE, los COM tienen una estructura muy simple y almacenan en forma directa y lineal la imagen de memoria que será un programa. Solamente pueden almacenarse en archivos COM los programas que quepan en un solo segmento ( es decir,  el sistema de gestión de memoria en un sistema operativo ).

Sin embargo, lo más preocupante obviamente no son estos datos que realmente no comprendí muy bien, sino el siguiente fragmento que copio de manera textual de la Inefable Enciclopedia de los nuevos tiempos, Wikipedia:






Aprovechándose del error de funcionamiento en la precedencia de ejecución, los creadores de virus algunas veces usan nombres como notepad.com para sus creaciones. Su idea es que, si se pone el fichero en el directorio del fichero EXE correspondiente, una ejecución del comando o un fichero batch puede lanzar su programa, sin darse cuenta, en vez del editor de texto notepad.exe.

Aterrorizada, seguí investigando hasta encontrar justamente el meollo de todo el asunto: Que tipo de virus había descargado. Y al poco lo descubrí: ( Cita textual de la página www.LatinoSeguridad.com )


Los llamados virus "compañeros" infectan archivos ejecutables, es decir, aquellos que van acompañados de la terminación ".exe"). Estos virus se camuflajean con el mismo nombre que los archivos ejecutables, con la diferencia de que usan la terminación ".com", archivos que, por omisión, son ejecutados antes que los archivos ".exe". Por ejemplo, si usted desea abrir el archivo "miprograma.exe", se abre en cambio "miprograma.com", poniendo el virus en acción. 


Malware (del inglés malicious software), también llamado badware, código maligno, software malicioso o software malintencionado, es un tipo de software que tiene como objetivo infiltrarse o dañar una computadora sin el consentimiento de su propietario. El término malware es muy utilizado por profesionales de la informática para referirse a una variedad de software hostil, intrusivo o molesto.1 El término virus informático suele aplicarse de forma incorrecta para referirse a todos los tipos de malware, incluidos los virus verdaderos.


El software se considera malware en función de los efectos que, pensados por el creador, provoque en un computador. El término malware incluye virus, gusanos, troyanos, la mayor parte de los rootkits, scareware, spyware, adware intrusivo, crimeware y otros softwares maliciosos e indeseables. 
Malware no es lo mismo que software defectuoso; este último contiene bugs peligrosos, pero no de forma intencionada.



De manera que sí, con una ingenuidad que roza lo preocupante, había descargado un archivo potencialmente peligroso en mi computadora. Saberlo, por supuesto, no lo hizo menos angustioso y lo siguiente que pensé fue ¿Ahora qué?


* Atacando el problema: 

Luego de controlar - con esfuerzo - el pánico, lo siguiente que hice fue descargar, a consejo de mi amigo D., un programa que me permitiera no solo localizar, sino aislar y eliminar el software malicioso que aparentemente había infectado mi pc. Entre la casi infinita variedad de posibilidades, mi amigo D. me recomendó especificamente el MalwareBytes Anti MalaWare , que en su versión gratuita y que puedes descargar en pocos minutos, no solo te permite identificar software malicioso, sino que además lo elimina por completo. El proceso entero puede durar de unos pocos minutos en su versión simple, a unas cuatro horas - como fue mi caso - con el proceso más profundo. Sin duda, la manera más efectiva de comenzar el proceso de limpieza de tu sistema.

Lo segundo, fue realizar un análisis completo de mi sistema con mi antivirus. En mi caso, solo por neurosis, realicé la limpieza con el que tengo instalado en mi pc - una versión gratuita del conocido AVAST - y además, con el  f Secure Online scanner , un antivurs online gratuito que te permite no solo escanear a fondo, sino eliminar cualquier tipo de programa malicioso o spyware que pueda encontrarse en tus archivos, y que puede provenir de lugares tan dispares como el toobar de tu navegador e incluso esa aparentemente inofensiva publicidad que salta cada vez que entras a mirar en tu página web preferida.

* ¿Y Ahora qué?

Esperar. Durante casi 7 horas, el antivirus de mi pc y el Online escanearon lentamente todos los archivos en mi pc. ¿Resultado? Casi al amanecer, la pantalla de diálogo me mostró no solo el virus que esperaba sino casi cien más! No solo había descargado antes Troyanos y Spyware, sino al parecer una serie de archivos desconocidos que al parecer durante meses habían consumido procesos y ralentizado mi sistema peligrosamente. Al final, pensé, mientras actualizaba el antivirus y descarga un segundo - solo por si acaso - pensé que estás experiencias suelen tener un último saldo positivo: la precaución extra que tomas una vez que has sufrido un percance.


¿En Conclusión? Todos estamos expuestos a los ataques informáticos, desde lo más sencillos hasta lo más complejos. Y la única solución viable para evitarlos es la precaución. O la paranoia. Ya bien lo decía el Señor Finch de una de mis nueva series favoritas "Persons Of Interest" "Solo los paranoicos sobreviven"

C'est la vie.








miércoles, 25 de julio de 2012

Caracas, casa Grande: Feliz Cumpleaños




Mi abuela, era una caraqueña adoptada. Era natural de Maracay, pero desde que llegó a Caracas, siendo muy niña, la amó. Y la amó con esa pasión tan sincera de los huérfanos, de los que encuentran un segundo hogar y lo agradecen. Mi abuela si vivió la Caracas pacifica de tardes azules y olores de almizcle, la Caracas del Centro repleto de compradores y la Plaza Bolivar de las Retretras. Sufrió también el cambio a esta Caracas Petrolera y luego, en escombros, Violenta, bella y salvaje. Pero jamás dejó de amar la ciudad. Amarla ciegamente. Amarla con dulzura y también con devoción. De ella es la frase que inspira esta entrada: "A Caracas hay que perdonarla" y por ella, soy caraqueñita de los pies a la cabeza. Caraqueña que miro el Ávila para sonreír y fotografié sus calles para soñar, allá a los quince cuando quería tomar fotografías hasta de las rocas. Soy caraqueñita de pura cepa, de las que conocen las Crónicas de Caracas y aman los cielos azules de diciembre con un raro olor a pino y a mar. Pero, a diferencia de mi abuela, no creo que a Caracas haya que perdonarla por nada. A Caracas hay que amarla, así sin más.

¿Por qué tendría yo que perdonar por algo a Caracas si somos nosotros, sus ciudadanos, el de a pie, el del automóvil, el que viene a trabajar, el que la recorre de punta a punta, el que la disfruta y la sufre, los que la transformamos? ¿Por qué habría yo de perdonar a esta Caracas, Dama envejecida, tan bella como trágica? Caracas es lo que es: la gran casa, el reflejo de lo que somos, un mapa de ruta por recuerdos y sobre todo por el hecho que la construimos a diario. Caracas es este deseo, es esto que vemos todos los días, que aspiramos para el futuro. No hay nada que perdonar allí. Porque de haberlo, tendriamos que perdonarnos nosotros.

¿Cuantas veces tu, que me lees, cruzas a toda velocidad por una esquina en tu automovil y después te quejas del tráfico? ¿Cuantos de nosotros, caminamos por la calle, tropezando transeuntes, sin mirar a nadie y lamentamos la groseria de esta ciudad? ¿Cuantos de los que me leen ahora, comenzaran a pensar que esta carta de amor a mi ciudad no es más que otro panfleto emocional e idealizado para celebrar una identidad que no existe? ¿Y la detestas, la culpas, la odias, la maldices? ¿Como insultas a Caracas, si eres tu el que arroja el papel el suelo, el que olvida los buenos días, el que maltrata sus calles y avenidas, el que olvidó la convivencia, el que teme los días y las noches, el que como me ha pasado tantas veces, siento que esta ciudad muda, mi niña tan querida tiene la responsabilidad de esta angustia existencial mia que me provoca lo que vivimos cada día? ¿Por qué? ¿Por qué culpar a Caracas de la violencia, de los días tristes, del tráfico insoportable? ¿Lo piensas a veces? ¿O No humanizas a Caracas, la perdiste ya? ¿Olvidas como era cuando eramos niños todos? Esta generación de caraqueños paranoicos, cansados, abrumados, agresivos. ¿Lo recuerdas? La Caracas de ir a la Casa del Libertador de paseo, al Museo Bolivariano, de caminar por un Chacao olvidado, de subir a Galipán para ver el atardecer, del cafecito en el Museo Sacro, de la plaza Bolivar repleta de palomas, de Bimbolandia, de la Avenida Victoria, con sus viejos eternos sentados en las puertas de los bellos edificios que conocieron mejores días. ¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas de esa niñez de este amor por Caracas? La Sabana Grande radiante,  El café Rajatabla, el Teresa Carreño, el olor de las frutas de Quinta Crespo, Los Próceres inmenso, tan grande y monumental cuando se es niño. ¿Te acuerdas de la sensación verdad? Yo sí, y la recuerdo clarisimo, incluso en los momentos más angustiosos, los momentos en que sentido mucho miedo en mi casa grande, los momentos en que me he sentado a llorar, en aceras y esquinas, temblando de angustia. Porque soy caraqueña y la identidad no se va tan fácil. No la pierdo, no quiero perderla. Es mía, tanto como mi amor a la lectura, como mi pasión por la fotografía, el color de mi cabello o mi necesidad de reir. Caracas soy yo.

Y te quiero Caracas, no a pesar de, sino por quien eres. Te quiero aunque quién lea esto probablemente se reirá de mi ingenuidad. Te quiero y por quererte, seguiré celebrando cada 25 de julio tu cumpleaños, sentada en cualquier lugar, mirando al Ávila, quizá riendo y llorando. Porque Caracas, hermosa, eres tan parte de mi misma, que no te diferencio de lo peor y lo mejor de quién soy.

Feliz cumpleaños mi Dama preciosa. Y que en los próximos, pueda seguir sonriendote, queriendote y mirandote con los ojos de la niña mujer que viste crecer y que siempre, pensará en ti como el hogar.

martes, 24 de julio de 2012

Para reir, para llorar: Las locuras del mundo 2.0




El mundo del 2.0 es un lugar extraño. No creo que la frase llegue a sorprender a nadie, pero sin lugar a dudas, siempre desafiará un poco nuestra capacidad de asombro lo que encuentras, navegando un bajo la mirada benévola de San Google. Por supuesto, de vez en cuando ocurre algo, más extraño incluso de lo que  habitualmente suele suceder en la red y te hace preguntarte si esta compleja interacción de datos e ideas no es más que un reflejo de la mente del ser humano, imprevisible, extraña y sobre todo, por completo carente de sentido. Y es que la locura, la que consideramos habitual, esa que parece estar presente siempre a medias en nuestra vida, tiene en la red 2.0 una especie de reflejo tan perfecto como elusivo, o en palabras más sencillas: La red solo es un eco de lo que somos. O al menos lo que queremos ser.

Y si eso es así, siempre resultará divertido buscar esas pequeñas cosas que irritan, molestan o fastidian de lo que se llama - de manera muy general - el comportamiento social en la web, que me parece, son las mismas de toda la vida, solo que en esta vía electrónica, tan limpia y tan inmediata, toman otro cariz. En mi caso, se refieren a esa capacidad de la gente para contradecirse, hacer locuras, o lo que es lo mismo, seguir dándose tropezones con sus propias palabras. ¿Y cuales son esas cosas?

* Estoy solter@ / En una relación Complicada / En una relación: 

Hace poco, revisando el inefable  Facebook, me topé con el estado de una conocida donde anunciaba en negritas "Soltera". Más abajo, toda una serie de comentarios la consolaban, le deseaban una mejor relación futura e insultaban al causante del nuevo estado emocional en grandes y exorbitantes mayúsculas. Lo leí todo, un poco sorprendida hasta llegar al último comentario, donde como colofón, la soltera en cuestión decía algo como esto: "Tengo el corazón destrozado pero ya vendrán tiempos mejores donde amar a un hombre D E  V E R D AD". Traté de contenerme, juro que traté, pero terminé escribiendo: "Pero tan mal no estás si cambias de estado en Facebook". Por supuesto, nadie dijo nada al respecto y supongo me gané algunas antipatías por mi poca caridad.  Solo una valiente - una amiga que siempre se ha distinguido por su sardónico humor -  le obsequió un solitario "Me gusta" al comentario.

Y es que al final del día, la web parece el terreno propicio para el exhibicionismo y esa necesidad de gritar a los cuatro vientos nuestro dolor, angustia o en menor proporción, nuestra alegría. Yo misma he caído en el vicio - ¿que puedo decir si llevo un blog y utilizo el twitter a modo de telegrama mental? - pero además de lo habitual, hay una desmedida necesidad de mostrarse, de expresar de manera casi flagrante las emociones, como forma de identidad. Eso ya era viejo cuando Dios era joven, pensará alguno de mis lectores y es así, pero nunca fue tan obvio como ahora.

* Hago magia con el Necronomicón:

Cuando era una niña, pasé una etapa donde estaba obsesionada con cualquier leyenda o teoría conspiratoria que encontrara disponible para experimentación. Pasé noches enteras gritando frente al espejo Bloody Mary y otras tantas dibujando rayas de tiza y llamando a Cthulhu y otros entes aterradores nacidos de la imaginación de Lovecraft. Pero pronto abandoné todo aquello, aburrida y fastidiada. Cosas propias de la adolescencia, supongo. Pues pareciera que esa adolescencia se ha traslado integra a la web. Hace poco, investigando sobre otro tema, caí en un foro de "esoterismo", donde un usuario aseguraba, sin pudor alguno que "había logrado comunicarse con los muertos a través del viejo y peligroso Necronomicón". Tampoco pude sujetarme los dedos, y escribí un pulcro párrafo intentando no insultarlo para explicarle lo mejor que podía que el misterioso grimorio era tan ficticio como el conejito  de Pascua, obra de la imaginación desbordada de Hp Lovecraft. Claro que la respuesta no se hizo esperar y entre las muchas lindezas que el sujeto me arrojó a la cara, la más hilarante fue "enviaré a los espíritus del libro a castigarte"

Todavía los espero, claro.

Porque sin duda alguna, si algo ha despertado la web es la capacidad para la imaginación y la tergiversación del ciudadano común. Desde elaboradas teorías de la conspiración hasta información falsa y sin contrastar, la 2.0 está llena de lo que parece un lado demencial donde afloran desde vampiros que afirman su existencia en páginas web de ínfima calidad, hasta expertos en los más variados temas, cuyo conocimiento parecer provenir de ese gran templo del Saber Moderno como es Wikipedia. Cualquiera sea el caso, siempre me sorprenderá - y me hará reír - la capacidad para la locura que la web parece mostrar con tanta claridad.

* "La vida es una rosa con espinas sangrantes" y otras menudencias de la autoayuda a gotas:

Me suele pasar. Sufro de un insomnio pertinaz que hace que mis mañanas sean difíciles, lo que suele traducirse en un agrio malhumor. Y nada peor para ese particular estado mañanero que interminables tweet de autoauyuda a cuenta gotas que parecen pulular en la red social de microblogger. Porque no hablamos ya de los consejos amables y bien intencionados de amigos y conocidos, sino esa insistencia de cuentas sin otro nombre al estilo  @LavidaHermosa y @YoSoyTanFeliz en sermonear, ametrallar y sin duda insistir en consejos tan masticados, conocidos e insistentes que terminan torpedeando cualquier buena intención. Pero esa necesidad del consejo que nadie pidió, viene sin duda de una especie de tendencia dentro de la web de intentar dar por sentado que todos necesitamos una cuota de palabras más o menos amables a diario. Así que todos recibimos infinidad de correo cargado de sermones morales, grandes epicas altruistas y toda una serie de locuras sentimentaloides que terminan logrando justamente el efecto contrario. De hecho, no hay nada que empeore mi humnor más rápido que esa insufrible cadeneta de sonrisas y pensamientos inspirados que parecen pulular a la distancia de un click.

* Todos sabemos de todos: La biblioteca de las maravillas.

Depende del día, la red parece moverse de un lugar a otro: en un momento todos somos expertos en medicina - en mi país y debido a la enfermedad presidencial, específicamente oncologos - y al siguiente: grandes conocedores de cualquier disciplina deportiva que esté de moda. Siendo así,  pareciera ser que el conocimiento rebota de aquí para allá, estrellándose de vez en cuando con los limites del tema diario. Y eso no seria tan malo - ningún conocimiento lo es - si los disparates que se expresaran no fueran tan temibles, sin sentido y la mayoría de los casos absurdos que llenan de punta a punta la web. He leído desde maneras de diagnosticar el cáncer con bolitas de cebolla hasta ideas muy formidables para instalar antenas de alta recepción televisiva con zapatos usados. Y todo eso pasa por la intención de crear alternativas, por las ideas que nunca se contrastan, por la insistencia de conocer de un tema del que sin duda no se sabe nada. Siempre me hará reír sobre todo, que de vez en cuando estas locuras parecen rebotar en supuesto saber popular y pasar a formar parte de la  "verdad" relativa de la red. Hace poco, de nuevo investigando cualquier cosa, encontré un "informe médico" donde se prevenía sobre los elementos cancerígenos que poseen las sopas instantáneas a la que soy adicta. Después del sobresalto, llamé de inmediato a mi médico de cabecera - a quién por cierto he fastidiado mucho los últimos días - y quién solo le faltó soltarme una carcajada burlona en la cara cuando escucho mis nerviosas explicaciones.

- Niña, esas sopas son poco saludables, nada nutritivas y repletas de químicos, pero por supuesto eso no quiere decir que sean cancerosos - me explicó - lo que si me parece más peligroso, es que escuches consejos "médicos" de la web.

De nuevo los "expertos" habían hablado, pensé con cierto fastidio. Y esta vez, como tantas otras veces, los escuché con bastante fe crédula. Como Probablemente volverá a ocurrir en el futuro sin duda. Pero el caso es que este conocimiento, salido de la nada y sin ningún peso real, se esparce por la red con una facilidad preocupante. Parte de la maldición de la liberalidad, se suele decir con cierto aire cansino y no dudo que sea cierto.

Esta lista, por supuesto es muy simple y bastante incompleta. No incluí los rumores, las noticias falsas, las noticias incompletas o con información sin sentido, los opinadores de oficio, los famosos de quince minutos que parecen haber encontrado su reino en la web, y toda esa pequeña tragicomedia que vivimos a diario los habitantes - asiduos y no tanto - del mundo 2.0. Pero supongo que incluso esta desordenada reflexión, escrita a la carrera y de manera casi caótica, pasará a engrosar esa desfile interminable de opiniones,  de ideas y retazos de conocimiento que vadean de un lado a otro en la red. No podría ser de otra manera, supongo.

C'est la vie.




domingo, 22 de julio de 2012

De las pequeñas batallas diarias: El "Caso Aglaia soltera" y otras menudencia.





La soltería es un tema que me atormenta. Y no porque quiera cambiar de estatus jurídico - me encanta mi vida tal cual es - sino porque pareciera que todos a mi alrededor si están interesados en que lo cambie. He tocado el tema varias veces en este, su blog de confianza: y es que ser soltera en mi país - y a mi edad - es un tema que preocupa. Al menos a mi familia y a mis amigos le preocupa y de hecho, es una especie de tópico común en todas las conversaciones que suelen involucrarme. Algo así como  "El Caso Aglaia", una especie de obsesión sobre que pasa conmigo o lo que parece ser lo que preocupa a todos "Que va mal conmigo".

Porque de hecho, hay una gran pregunta que parece atormentar a mis padres, tíos y primos: ¿Que pasa conmigo que con treinta años cumplidos continuo soltera? Admitamoslo, en un país como el mio, hay una linea invisible que nadie comenta, pero que todos parecen saber exactamente cuando comienza y cuando acaba: esa meridiano imaginario que indica cuando una mujer debe "sentar cabeza" y empezar a pensar en "lo realmente importante". Lo que sea que eso sea, por supuesto. La cuestión es que cuando rozas esa barrera que existe a y a la vez no, en el mundo de lo cotidiano, pareciera una serie de alarmas se activan. Tus amigos comienzan a presentarte "Por casualidad" toda una serie de variedades de "amigos en tus mismas condiciones" - ¿cuales serán esas? me suelo preguntar - o empiezan a cuestionarte sobre "ese estilo de vida" que sin duda transgrede alguna idea poco concreta  sobre el deber ser del adulto joven en nuestra sociedad. Y esta súbita preocupación puede ser tanto cariñosa como realmente amable - la pregunta casi angustiada ¿No te sientes sola? - o francamente insultante -  el despectivo: toda mujer necesita un macho Y LO SABES -  pero en medio subsiste una idea: La soltería, a cierta edad, no es aceptable. No es normal, en otras palabras, lo que sea que signifique esa normalidad para una mujer de esta época. El caso es que el poco interés por formar parte de las felices casamenteras parece inquietar a mucha gente a tu alrededor.

Y comienzan a pasar cosas.  Conversaciones donde parece analizarse tu conducta con todo cuidado, porque "algo" sucede. Porque tiene que ser así ¿No?, no es posible que una mujer en los treinta, independiente económicamente, sin ninguna deformidad física apreciable - me han dicho ESA justa frase más de una vez -, amable y que no está al borde de la camisa de fuerza, prefiera por motus propio tomarse las cosas emocionales con calma. O al menos eso es lo que piensa mi amiga G., quién durante los últimos meses ha insistido al respecto más de una vez en nuestros acostumbrados almuerzos mensuales. En la última ocasión, me miró de arriba abajo, con una mueca de clara angustia, más propia de las neurosis de mi madre, que de una de mis amigas más antiguas de la Universidad.

- Y todavía nada que piensas en matrimonio ¿no? - me deja caer. Casi con delicadeza. Hay que reconocerle el mérito. Esta vez no fue una critica directa a mi estilo de vida o al hecho que no tenga especial interés en colgarme al brazo del primer soltero que se me atraviese por delante. Un comentario, nada más, dice el tono. Pero la mirada un poco acusadora dice otra cosa ¿Que te parece de malo en el matrimonio? dice esa mirada, de la mujer que conocí en las aulas de la Universidad, con el cabello azul y vertiginosas minifaldas, que ahora lleva un sofisticado y pulcro peinado y un anillo de bodas en el dedo anular. ¿Me estás criticando con tu actitud? ¿Quién te crees que eres para emitir un juicio así? Me parece casi escucharla, mientras tomo lentamente un sorbo del café que pedí hace rato y que por pura incomodidad se ha quedado frío. Finalmente, siento que debo responder. El silencio tiene un olor extraño, como algo que se quema, como ea furia lenta que parece cocinarse en algún lugar de mi renuencia a contestar.

- La verdad no - respondo. Ojala pudiera dejar las cosas así, pienso. Y recuerdo todas las veces en que he dicho lo mismo a un interlocutor distinto. A mi mamá, a mis tíos, a mi amiga L., a mi prima S, y a todos los que antes o después, intentan escrudiñar que ocurre en mi vida que aparentemente no deseo formalizar lo que se supone es lo siguiente. Porque hay un orden ¿no? La adolescencia, la Universidad, los primeros veinte para disfrutar. ¿Y ahora qué? Suspiro. Ojala no tuviera que esgrimir razones. Pero tendré que hacerlo. G. me mira impaciente - No lo pienso y realmente no me interesa en absoluto la idea. Ni hoy ni supongo que mañana.

G. no responde de inmediato. Estira la mano, toma su taza, bebe su te de algo. Lleva en la muñeca la pulsera de hilos que le tejió su hija mayor, una niña graciosa y dulce que me agrada mucho. Hace años, cuando ambas estábamos en la universidad, el tema del matrimonio no existía. Era algo que se veía lejano, tan fragmentado que todos estábamos muy ocupados para tomar los trozos y armar una idea. G. y yo odiábamos a los niños: así lo declarábamos riendo.  Pero ahora, en estos treinta primaverales, las cosas han cambiado. O G. cambió y yo continuo aferrada a mis ideas. Quien sabe. He llegado a pensar si no será una cierta dosis de inmadurez la mia, a continuar renuente a ciertas ideas clásicas. Rebeldía sin sentido, o algo tan superfluo como una necesidad de mirarle y analizar mi mundo como una forma de creación personal.

- ¿Por qué? - pregunta. Eso si que me sorprende. Nadie me pregunta eso. De hecho, nadie está demasiado interesado en saber porque no deseo casarme, porque no mantengo relaciones largas, porque simplemente mi lado emocional tiene un peso poco importante en mi vida. Pero G. me observa como si de pronto, necesitara comprenderme. Y lo agradezco.  Tomo una bocana de aire y sonrío.

- Porque no hay nada en la idea del matrimonio con que pueda identificarme - respondo - ya sé lo que me dirás. Lo que me dicen todos: nadie puede vivir solo. Hay que buscarse a alguien para envejecer bien. Que la vida en pareja es estupenda. Pero sencillamente para mí, ninguna de esas ideas tiene mayor interés. Mi mundo emocional camina por otra parte.

G. guarda silencio. Hay algo agradable en esta sensación. Y me atemoriza pensar que ya vendrá el sermón, la historia inevitable. Mírame lo feliz que soy, dirá, yo tengo dos niños hermosos, un hombre que me ama y me complementa. No has encontrado el indicado, insistirá. Pero no hace nada de eso. Mi amiga me mira y sonríe. Una sonrisa como las de antes, como la chica del cabello azul que le gustaba fumar en el jardín eterno de la Universidad.

- Hay algo muy poético en esa insistencia tuya con la soltería. ¿A solas contra el mundo?

- La verdad no. A solas con mis ideas, sería más apropiado decir.

¿Es eso no? Pienso en todas las mujeres que conozco que también atraviesan esta curiosa edad y esta curiosa necesidad de no claudicar ante ideas concretas y socialmente devastadoras que no comprendemos bien. Porque hay toda una nueva de generación de mujeres que simplemente nos preguntamos porque. Y no solo las que tienen esta especie de alergia al compromiso de la que sufro, sino que llevan relaciones bien establecidas, plenas y satisfactorias. Simplemente no hay una idea que nos convenza, pienso, y eso es el meollo de todo el tema. No queremos. ¿Sencillo? No lo sé, pero en esa sencillez hay una complejidad que me hace sonreir. Una maraña de pensamientos que se enredan unos a otros para crear una nueva manera de ver el mundo: la nuestra.

Silencio otra vez. Y que cómodo es, no decir nada. Ni un gran debate de ideas ni una discusión sin sentido. Simplemente quedarme en silencio tomando café. Y pensar en que las grandes justificaciones continúan siendo simplemente esas pequeñas batallas diarias que llevamos a cabo a diario, sin mayor triunfo ni dolor. Una forma de crear imagino. O soñar.

¿Quién sabe no?

C'est la vie.

sábado, 21 de julio de 2012

De la fe a otras escenas cotidianas: La bruja treintañera.



Hablar de religión no es sencillo. Mucho menos en un país dado al debate y al irrespeto por la opinión ajena. Además, Venezuela es un país religioso. O mejor dicho, muy conservador en cuanto a sus costumbres religiosas. No es para menos creo: según Cifras oficiales, el 68% de la población se declara Cristiana practicante - lo cual, sin duda es cuanto menos mentira -y la otra mitad, tiene simpatias por la religión Católica. Y el resto, una mezcla de judaismo,  creencias centro africanas, sectas cristianas radicales y creencias basadas en la doctrina apostolica romana. Una extraña mezcla que sin embargo, en Venezuela funciona y tiene cierta lógica.

Pero, para efectos de este articulo, digamos que la gran mayoría cree en el Dios cristiano o judaico, comparte más o menos la visión moral y es exhibe esta actitud de "no voy todos los domingos a misa, pero si de vez en cuando". En medio de este clima dispar, no ser cristiano es una rareza, cuando una incomodidad, y aun más si declaras que eres parte de esa minoria que o no cree en nada, o tiene fe en algo por completo incomprensible para el resto.

Como me ocurre a mí, cuando con cierto titubeos suelo decir: "soy bruja".

Lo primero que pasa cuando digo algo semejante, es que mi interlocutor ( dependiendo del grado de confianza, amistad, cariño, tolerancia o cualquier otro elemento parecido ) que comparta conmigo, me mira con cierto escepticismo, jocosidad o abierta desconfianza. Casi siempre, no suelo insistir en el tema y dejó que el termino flote en algún lugar entre la incomodidad o la simple idea que solo se trata de otra de mis "excentricidades". Pero de vez en cuando ocurre que quién me escucha parece un poco más interesado, y habitualmente, allí empiezan los problemas.

- Bruja entonces.
- Y sí.
- ¿Por qué te llamas así?
- Porque lo soy.
- ¿Quién te dio el titulo?
- Mis creencias. 
- Ya veo.

Punto y final: ese "ya veo" circunstancial puede significar cualquier cosa. Desde "no te entiendo" a "que estupidez" o lo que es lo mismo, no tener una idea clara sobre a que me refiero. Y es que ser bruja en un país de cristianos es basicamente una especie de duelo de paciencia, un ejercicio de fe y sobre todo, una idea muy concreta sobre que deseas expresar de ti misma, o en el mejor de los casos, creer.

La bruja, el sombrero, la cámara, el peine:


Como he comentado en varias oportunidades en este, su blog de confianza, mis creencias de brujeria es una herencia oral que recibí de mis abuelas, tias y demás familiares. No es una religión establecida, no hay un templo "Brujo", aunque si, por supuesto tenemos toda una serie de creencias más o menos estandar que abarcan puntos bastante importantes de mi vida personal. Y siendo así, no soy cristiana, no solo porque no comparto los sacramentos, ni su visión de la vida, ni su filosofia moral, ni su herencia cultural. Vivo en un mundo cristiano - que es algo totalmente distinto - y lo respeto, pero mi visión de las cosas es por completo distinta y la mayoría divergentes. Probablemente, esta ha sido la lección más dificil de aprender durante mi vida.

Porque la religión en mi país es importante. Lo es a extremos que en ocasiones llegan a preocupar: nuestro estado intenta ser laico sin lograrlo. En numerosas escuelas, existe una asignatura dedicada exclusivamente a la religión y el matrimonio eclesiastico es considerado imprescindible. La religión se debate en aulas y calles, y aunque pueda parecer excesivo lo que digo, muchas veces la opinion religiosa tiene un peso concreto del clima cultural de nuestro país. Y esa opinión divinizada, tan ligada a la sensibilidad de la cultura del Venezolano lo que en ocasiones desconcierta.

Ejemplo número 1:

Tengo un amigo agnóstico. O así se define al menos. Lo cierto es que G. es lo bastante coherente para saber exactamente que para él, la religión es un tópico de conversación como cualquier otro, no un estilo de vida. Pero como no puede ser de otra manera, G. suele encontrarse con enfrentamientos entre quienes no entienden que no le parece particularmente creer ( ya sea si existe Dios o no, o si una religión es necesaria o no ) sino que mucho menos formar parte de esa idea general que a las creencias se les enfrenta. En una ocasión, estabamos juntos conversando con un grupo de amigos cuando el tema habitual de "como puedes vivir sin creer en nada" salió a colación.

- No es que no creo. Simplemente no tengo respuesta - explicó G. casi con paciencia - no me interesa saberlo en realidad.
- Pero Dios es un tema concreto. Todos creemos en algo, tu no puedes ser la excepción.

Quién hablaba era, para sorpresa de quién lea esto, no un cristiano acérrimo o un creyente evángelico fanatizado, sino un ateo. Porque resulta aun más desconcertante que los que niegan la existencia de todo lo divino, les parezca poco menos que aceptable la idea que no debas negar nada para sustentar tu ausencia o no de creencias.

- No es la que la sea. Simplemente no sobreanalizo. Si existe, muy bien. Si no existe, estupendo por mí también.
- Pero no te parece que la supercheria militante...
- ¿Como esta conversación?

Silencio. Un irritado silencio.
Porque quizá no hay nada más parecido al fanatismo que su negación.

Ejemplo número 2:

Ahora voy a una boda eclesiastica de un amigo en común con mi amiga M, atea convencida. Pero M. no solo es atea, sino que además, está firmemente convencida que la religión es inutil porque historicamente no tiene viabilidad. Cualquiera sea su postura, también siente la necesidad de respetar las creencias ajenas y por ese motivo estamos aquí, de pie junto a su hermano, mientras escuchamos las palabras del sacerdote hablando de amor y otros menesteres.

- ¿No te da risa todo esto? - me pregunta.
- no

Me mira y sonríe por lo bajo. Me pregunto que es realmente lo hilarante: ¿el vestido blanco de una mujer que vivió durante años con el hombre con quien intercambia votos? Puede ser eso, es bastante risible. Pero también un ritual que indica que la mujer debe "Obedecer y confortar al marido" repetido por una feminista convencida que sin embargo, hoy parece muy feliz de repetir la letania. Con todo, sé que M. no se refiere particularmente al tema. Espero un poco y al salir, mientras todo el mundo lloriquea por la boda y se felicita, me acerco de nuevo a ella.

-¿Que me debería dar risa?
- El hecho simple que un ritual religioso al final, nos engloba a todos, creas o no - responde - la religión es un hecho familiar una pauta histórica. Yo no creo, a ti no te importa, la mayoría de la gente ni le importa porque vino, pero aun asi, celebra y sonrie. Siente felicidad. Eso es parte de una idea tan vieja como el ser humano: identificación.

Es verdad. Me sorprende un poco lo contudente de algo tan simple. La religión es algo más que esa fe divinizada, esa idea de la realidad llevada por metáforas profundamente existencialistas. La fe es una forma de convivencia, una idea cultural extremezclada por infinitas razones sobre nuestra manera de ver el mundo, la cultura a la que pertenecemos e incluso las convenciones sociales de las que formamos parte casi de manera involuntaria. Otro tema en el cual pensar.


Ejemplo Número 3:

En esta ocasión, estoy sola, tendida en la terraza de mi edificio. Es una noche especialmente clara y Caracas tiene un aspecto luminoso, casi inocente. En el cielo, las estrellas tienen un aspecto irreal, entremezcladas con nubes delgadas y delicadas, extendiendose como una especie de radiante huella. Pienso, en cuanto se debieron impresionar nuestros ancestros, ante aquella belleza simple y muda, que sin embargo parecia significar algo. Porque tiene que significar algo ¿No es así? Me encuentro pensando casi de manera natural. Y comprendo, con absoluta claridad, que aquí el tema es concluyente: todos sentimos alguna vez ese asombro infantil hacia lo portensoso, lo bello, lo primitivo, lo que no podemos explicar. Continuo allí, con los brazos y piernas abiertos sobre la manta donde estoy tendida y siento, de pronto, esa necesidad de encontrar un concepto que abarque todo lo que es este silencio más allá de mi misma. Toda esta enormidad.

No lo encuentro.

Me pregunto cuantas mentes humanas antes de mi, han sentido esta insatisfacción y este temor. Este asombro. Y cuantas las sentirán después de mí.

Somos simples, sin duda, pero a la vez profundamente complejos en nuestra simplicidad.

viernes, 20 de julio de 2012

De pequeñas locuras cotidianas: De los treinta al infinito.





Como comenté hace poco, por una especie de rapto de puro sentido común, decidí que mi gran proyecto para las meses que quedan de este año, es mejorar en lo posible mi estilo de vida y mi salud. Aclaro: no tengo problemas orgánicos especialmente graves o padecimientos crónicos, pero admito con toda sinceridad que mi estilo de vida me está trayendo todo tipo de achaques: desde dolores de espaldas, problemas estomacales, incluso una súbita reaparición del asma que padecí de niña, que mi neumologo atribuyó, entre cosas otras, a la falta de ejercicio fisico. Cual sea el caso, la decisión esta tomada y he comenzado - con una gran renuencia, lo digo sin tapujos - un nuevo regimen cotidiano que espero tenga buenos resultados en un lapso de tiempo prudencial. Si, querría haber escrito "de inmediato", pero entre los muchos aprendizajes que he obtenido este años, uno es el comprender que cada cosa tiene su momento, me guste o no.

Volviendo al tema, lo primero que he hecho para comenzar todo este proyecto personal, fue pensar un poco sobre que ocurre con mi cuerpo. Recién estrenando década, mucha gente me insistió en que el cuerpo sufre algunos cambios subitos con el cambio de numerito...y con cierta sorpresa he comprobado que es cierto. Por extraño que parezca - y aunque quiero pensar que no es sintoma de vejez - noté que mi cuerpo pareciera tener una respuesta nueva a muchas cosas habituales y de hecho, en ocasiones me encuentro preguntandome que tipo de cambio fisico estoy sufriendo o que podría significar. Drama puro, como me aclaró mi médico de confianza cuando me escuchó en plena crisis de angustia explicandole lo anterior.

- El cuerpo de todo adulto joven sufre cambios normales, debido al metabolismo y otros valores que se modifican en la tercera década de vida - me explicó - no tan apreciables como temes, pero si lo bastante evidentes como para percibirlos. Y es bueno que tengas conciencia sobre eso.

No obstante, y como es de suponer, el tema me obsesionó. Comencé a leer un poco sobre literatura médica - ah, sí, creo que soy una gran hipocondríaca en potencia - y descubrir que lo que había notado últimamente...era cierto. Es decir, por supuesto no estaba llegando a mis días de otoño y podría mirar a mis inexistentes nietos crecer, pero si era evidente que mi cuerpo estaba pasando una etapa de transición tan concreta que me sorprendió y me hizo pensar que necesitaba tomar conciencia de lo que ocurría para no solo asumirlo, sino creo que en lo posible, mirarme como una mujer de mi edad a cabalidad. Es un pensamiento extraño, sin duda, sobre todo cuando jamás notaste  - o te importó - cosas como alimentarte bien, dormir o tomar en serio algunos síntomas de tu cuerpo, pero supongo que nunca es tarde para comenzar.

¿Y cuales son esos cambios que los jóvenes adultos de treinta sufrimos? Pues nada lo bastante grave como para atemorizar, pero sí, como insistiría mi médico, lo bastante concretos para tomarlos en consideración y comprender que hay algunas precauciones al respecto: 

* Gradual pérdida de sensibilidad a los sonidos agudos debido a la disminución de células receptoras del oído interno. Los ruidos fuertes de los auriculares pueden causar zumbidos de oído. La sobreexposición a los rayos ultravioletas B puede incrementar el riesgo de cataratas, una opacidad que se instala en el ojo y reduce sustancialmente la visión.

* La piel empieza a lucir más apagada. Comienzan a acentuarse las líneas de expresión de la cara. Aparecen algunos quistes benignos marrones o grisáceos.

* El esmalte dental se adelgaza mostrando la dentina; la coloración también comienza a perderse. Los dientes se acortan y los bordes se hacen más planos.

* Aparecen resquebrajaduras en el borde de las uñas porque su crecimiento comienza a ser más errático. 

* Manchas oscuras en el dorso de las manos (también en la cara, cuello y brazos) pueden manifestarse por efectos de la exposición solar.

* La mayoría de las mujeres comienzan a aumentar unos pocos kilos de peso por década a partir de los 30 años. Recientes investigaciones afirman que este hecho no es un riesgo para la salud si el aumento de peso se registra principalmente en el abdomen y las caderas.

* Pulmones y arterias pierden elasticidad. La cavidad torácica disminuye de tamaño, lo que hace que la capacidad aeróbica femenina disminuya un 7,5 por ciento por década. Las arterias se endurecen y también pierden elasticidad.

* Comienza la pérdida de masa muscular (a los 70 años, casi el 30 por ciento de las células musculares se ha perdido); las células restantes empiezan a atrofiarse.

* Tendones y ligamentos se encogen y los cartílagos pierden consistencia lo que da como resultado un menor soporte y amortiguación de las articulaciones. Menor densidad ósea.

* La zona más ancha del pie se ensancha aún más; si los zapatos no son lo suficientemente amplios comencerán a aparecer deformidades y dolores. El tendón de Aquiles pierde elasticidad y está más propenso a lesiones.

Parecieran no ser tan preocupantes ¿no? Pero por alguna razón - tal vez una nueva conciencia de mi misma - a mi si me parecen que lo son. Y por ese motivo, he intentando mirarme desde esa nueva pespectiva que la joven mujer que fui, se está convirtiendo en un adulto a carta cabal. Da un poco de pánico sin duda - lo escribo y siento una cierta angustia - pero también es una nueva manera de asumir que estoy construyendo mi futuro a diario y quizá de una manera más directa de lo que jamás creí.


jueves, 19 de julio de 2012

Entre accidentes cotidianos te veas: De la mala memoria y el desastre social.




Siempre presumo que tengo buena memoria. De hecho, la tengo y es una de las cosas que me ha permitido culminar dos licenciaturas universitarias con éxito, entre otras cosas. Pero lo cierto, es que esta excelente retentiva solo parece extenderse a libros, películas y música. De resto, tengo una facilidad gigantesca para olvidar cosas que parecieran deben ser imprescindibles para todos pero que para mí, pasan desapercibidas: cumpleaños, citas, teléfonos, fechas de guardar, compromisos importantes. No por gusto - un poco, sí - colecciono todo tipo de agendas, cuadernos, tacos, post it y cualquier otro recursos que me ayude en lo posible, a recordar todo esa enorme variedad de momentos sociales que al parecer mi mente no registra, en una clara intención de saboteo que últimamente me lleva a la locura. Por supuesto que, he encontrado algunas maneras de solventar la situación, más o menos útiles - no siempre efectivas, todo hay que decirlo - pero que me han permitido sobrevivir a los percances, vergüenzas y toda esa variedad de pequeñas incomodidades que me mi mala memoria trae aparejada y son estas:

* Todo se escribe:

Confiando en mi buena memoria, hace unos dos o tres años tenía el habito de intentar memorizar fechas y lugares de citas. Error! siendo freelance, lo que hace que dependa básicamente de mi buen nombre para trabajar, resultó catastrófico el método y luego de perder un par de clientes por llegar a horas equivocadas a citas - cuando recordaba que las tenia - organicé un método personal tan sencillo como obvio: dibujé un enorme calendario que voy rellenando a medida que avanza el mes. Cada cita y circunstancia tiene un color distinto dependiendo de su relevancia y de hecho, está colocado de manera tal que sea imposible no mirarlo mientras trabajo. ¿El resultado? Tener una idea bastante clara de la disposición y disponibilidad del tiempo en mi semana y sobre todo, llevar un registro concreto de lo que he hecho, en caso de necesitarlo. Más aun, el calendario tiene un gemelo electrónico en la agenda de mi teléfono y me he dedicado incluso, a asignarle un sonido de alarma distintos a cada evento. De manera que,  solventé el problema de las citas perdidas y los días olvidados, aunque debo decir que el siguiente lío que tuve fue para recordar que significa cada timbre...pero eso es otra historia que contaré después.

* Todo se anota:

Y de nuevo: el mal habito de intentar memorizarlo todo me ha llevado a olvidar justamente lo imprescindible: me suelen ocurrir cosas como que voy al SuperMercado para comprar algo en especifico y termino comprando probablemente varias cosas más...menos la que necesito con más urgencia. O peor aun: que un cliente me haga una sugerencia especifica y la olvide por completo:  y como mencioné antes,  debo decir que en mi caso son bastante problemáticos estos olvidos. Asi que luego de lidiar con blancos de memoria selectivo, sobresaltos y otras pequeñas catástrofe, decidí llevar todo por escrito. De lo mínimo e insignificante a lo más importante, escribo todo lo que creo debo recordar. Y no con formulas memoristicas de dudosa utilidad: lo hago de manera tal que incluso sin recordar porque escribí aquello pueda entenderlo. La técnica, tediosa, me ha permitido además encontrar otra utilidad a llevar un cuidado registro de todo lo que debo recordar: al momento que un cliente se contradice, de inmediato tengo pruebas de quien tiene la razón.

* Nombres, esos nombres:

Pero como no todo se puede escribir - no todo de inmediato al menos - me ha pasado otro tipo de olvido más incomodo aun: el de no recordar nombres. Por formalidad y como freelance, sé que la mejor manera de mostrar respeto y romper el hielo con un cliente, es memorizar el nombre de inmediato. Lo hago, intentando relacionarlo con alguna prenda de ropa, el color del cabello o su manera de hablar. Y suele resultar...hasta que me encuentro de nuevo con la persona, probablemente un poco después que nuestra relación de trabajo terminó y soy incapaz de recordar su nombre. Me ha ocurrido que durante minutos enteros sostengo conversaciones insustanciales, intentando desesperadamente recordar el nombre del amable interlocutor, y de hecho más de una vez me he despedido sin saber quien  es. ¿La solución? Técnicas memoristicas rápidas. En mi hoja para cada cliente, suelo anotar - a mano, es importante, al menos para mí porque me permite recordar todo de manera más sencilla -  no solo el nombre sino también una única caracteristica que defina a la persona. Su acento, el color de su cabello, la manera de vestirse. Y trato de memorizarla. Resulta casi siempre por supuesto y de hecho, la simplicidad de la técnica me ha permitido salvar algunas situaciones cómodas...aunque sigo de vez en cuando saludando a desconocidos o peor aun, llamando por nombres cambiados al perplejo interlocutor que me extiende la mano.

* Todo en un solo bolsillo:

Me pasa a menudo. Dejo el automóvil en el estacionamiento de algún centro comercial...y más tardo subiéndome al ascensor que olvidando en cual nivel lo dejé. O peor aun, compro entradas de cine y me encuentro vaciando la cartera, mientras mi posible acompañante me mira sin saber que hacer. Claro qué, el caso clásico es empezar a tantear los bolsillos del pantalón, chaqueta, morral buscando el teléfono que no recuerdo donde dejé. Todos estos pequeños sobresaltos me han provocado una especie de neurosis de preocupación cada vez que debo pasar por situaciones semejantes de manera que opté por un método muy simple: todo lo importante va a un solo bolsillo. Parte de mi problema de olvido es que suelo hacer todo automático y cuando intento recordar donde guardé el ticket, o el boleto de cine o el teléfono, no tengo ni siquiera la menor idea de cuando lo guardé en primer lugar. De manera que ahora todo lo que necesito de urgencia o de manera inmediata va en un solo bolsillo. En el mismo bolsillo llevo dinero suelto y otras cosas que podría necesitar de emergencia...como pagar la cuota máxima cada vez que pierdo el boleto del estacionamiento...otra vez.

*¿Y los cumpleaños y fiestas de guardar?

Como cualquiera podrá imaginarlo, recordar un cumpleaños u onomástico es de las cosas que más me lleva esfuerzo. No importa cuantas veces lo anote, o cuantas veces me lo recuerden, es bastante probable que el día de la importante fecha, transcurra sin que recuerde una vez que debo telefonear al homenajeado. Peor aun, me ha sucedido que he conversado el mismo día con la persona en cuestión, sin darme por enterada del tema, lo que claro está ha traído más de un pequeño desastre. ¿Solución? El Bienaventurado Facebook y otras maneras electrónicas de obligarme a recordar la fecha. El sistema es sencillo: si tienes un smarphone, la aplicación de facebook te da la alternativa de descargar todos los cumpleaños en tu calendario personal y avisarte con un globo de dialogo. Que sencillo ¿No? Para mí ha sido la panacea, y de hecho,  desde que descubrí el sistema, me he evitado más de un encontronazo familiar y social, y de hecho, tengo la plena seguridad que no olvido las cosas tan seguido...aunque probablemente sí y no lo recuerdo.

¿Métodos simples? Muchísimos y creo que alguno que otro es bastante obvio...pero no lo utilizamos. Así que, como desmemoriada en franca recuperación, debo decir que al final del día, comprender mis propios limites y encontrar la manera con lidiar con ellos ha sido la solución a gran cantidad de mis pequeños problemas de sociabilidad y organización profesional.


C'est la vie.

miércoles, 18 de julio de 2012

Historia de Masacres


Historia de Masacres, originalmente cargada por Miss Aster.

Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo
a la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Tabaquería
Fernando Pessoa.

Del dolor de espalda a otras menudencias: el ABC del achaque



Creo que para mi, el mito del dolor de espalda fue justamente eso: una especie de leyenda urbana que no me creía demasiado. Muchas veces, habia tenido tirones, incomodidades, uno que otra pinchada de dolor, pero nada semejante a lo que describian como "una sensación paralizante", "una escalofrio doloroso" y otros tantos epítetos que hacian referencia a un padecimiento que parece sencillo, pero no lo es.

Hasta que lo sufrí, claro esta.

Empezóp como un tirón, un hilo doloroso desde el costado derecho hasta el hombro. Al principio solo se trataba de incomodidad - es soportable, pensé y seguí con mi mala postura -, después un tirón que al parecer es clásico del padecimiento - es solo mal dormir, concluí -, hasta que hace un par de semanas, simplemente no pude levantarme de la cama, paralizada, tal y como contaban las leyendas cotidianas, por el dolor y la incomodidad. Me llevó un par de inyecciones, compresas de agua caliente y un poco de estiramientos recobrar por completo la inmovolidad, pero al parecer este padecimiento tan sencillo y antiguo y cuyo origen, por multiple, continua siendo misterioso, continuará fastidiandome una que otra mañana en lo sucesivo. Al final de todo, el dolor de espalda parece ser uno de esos subitos sintomas que te permiten entender que nuestro cuerpo es una maquinaria que pocas comprendemos a cabailidad.

Un ouch de muchos siglos:

Cuando comencé a investigar un poco sobre el dolor de espalda me sorprendió comprobar que hace ya varios siglos que hombres y mujeres de la historia han estado despertando con dolores de dudosa procedencia, idénticos a los que sufrimos en la actualidad. Puede parecer irrisorio - tuve una imagen de un hombre egipcio dando los mismos alaridos de dolor que yo hace un par de semanas - pero no deja de ser interesante que el dolor de espalda, como síntoma y padecimiento, es más o menos idéntico desde los inicios de la historia humana. Ahora sabemos más por supuesto: El dolor de espalda aparece por un mecanismo neurológico -normalmente de origen desconocido- que causa dolor, inflamación y contractura muscular. No obstante, las causas son tan variadas que terminan siendo poco probable podamos saber con exactitud porque sufrimos el dolor en particular.

Descubrí también, que el dolor de espalda aqueja a cualquier adulto - desde lo más sanos, hasta que no lo son tanto, como yo - de entre 20 y 70 años y que una vez que lo sufres por primera vez, es bastante probable que se convierta en una especie de achaque crónico. Además, leyendo entre varias fuentes médicas,  comprendí que el dolor del espalda es antes que todo, un síntoma: de falta de actividad física, mala alimentación, huesos con deficiencia de calcio y otra serie de razones casi infinitas. De nuevo,  tuve la imagen de un hombre medieval arrastrándose fuera de la cama haciendo piruetas para lograrlo. Tal como yo las hacia en aquel momento, intentando ponerme en pie a pesar de la incomoda sensación.

De manera que, incapaz de soportar el dolor - que no ceso de molestarme en varias días seguidos - terminé visitando a mi médico de confianza. Luego de regañarme por enésima vez por mi poca actividad física y mi escaso amor al deporte, el buen hombre intentó explicarme más o menos, cual era el proceso que producía este despertar doloroso al que por lo visto, tendría que acostumbrarme por unos días.


En mi caso, el dolor del espalda resultó no ser solo muscular. Después de realizarme varios estudios, el médico me explicó que básicamente el hecho de ser una mujer sedentaria había afectado una serie de pequeñas variables físicas que habían desembocado en la súbita aparición del dolor. Mostrándome un gráfico gigante, donde podía ver una columna vertebral rodeada de músculos, intentó ilustrarme el tema.

- La columna vertebral del humano está formada por 33 vértebras. Las 7 cervicales, 12 dorsales y 5 lumbares están separadas por los 23 discos intervertebrales correspondientes. Las 5 sacras están fusionadas, al igual que las 4 coxígeas, formando los huesos sacro y coxis - deslizó el dedo por el dibujo de las placas perfectamente unidas, mostrándome la manera como el movimiento afecta el sistema muscular  - Si se observan de frente, las vértebras están perfectamente alineadas y forman una vertical. Sin embargo, de perfil, forman unas curvas. La superior -en la zona cervical- y la inferior -en la lumbar- son cóncavas hacia atrás y se llaman lordosis -cervical y lumbar respectivamente-. La curva media es cóncava hacia adelante y se llama cifosis dorsal. Lo que tu estás sufriendo, es una contracción cervical que tensa todos los musculos de la espalda y el pecho incluso, y te paraliza, como estás ahora.

Pero como saberlo, no lo hace menos doloroso, escuché al doctor, casi echada sobre la silla, mirando el esquema con los ojos entrecerrados. De nuevo tuve imágenes graciosas o al menos me lo parecieron, de hombres y mujeres en diferentes momentos históricos, intentando caminar con aquel dolor paralizante e insoportable. Lo más inquietante del asunto, es que el padecimiento sigue siendo parte de nuestra historia biológica digamos, y es parte de ese tipo de sufrimientos tan humanos que nunca parecen perder vigencia. Se lo comenté a mi médico, que rió en voz baja, asintiendo.

- Aunque no lo creas, el hombre moderno sufre más de estos dolores que cualquier otro - me explicó - el hombre ahora mismo es más sedentario que nunca, de manera que la columna carece de fortaleza - señaló de nuevo el dibujo, mostrándome la suave curva natural de los huesos - ¿ ves esto?  Esta disposición permite que la columna sea muy resistente a la carga aplicada en dirección vertical, puesto que sus curvaturas le dan flexibilidad. Si la carga es muy importante, las curvaturas pueden aumentar transitoriamente, amortiguando la presión que sufren las vértebras. Por eso, en algunos países era tradicional transportar la carga sobre la cabeza. Además, al hacerlo así se mantenía el centro de gravedad en el eje de la columna, por lo que la musculatura de la espalda apenas tenía que trabajar.

Sonreí. Mi médico me conoce desde la infancia y sabe que no soy una persona particularmente deportiva o activa. De forma que encajé el velado reproche con cierta humildad. Después de todo, el dolor que tenía era suficiente para evitar que respondiera cualquier otra cosa.

Un viejo enemigo:

El dolor tardó un par de días en irse por completo, pero sé que será recurrente. Por supuesto, todo se trata de tomar algunas precauciones, como estas:


1. La postura ideal al estar tumbado o durmiendo, es la que permite tener apoyada toda la columna en la posición que ésta adopta habitualmente cuando uno está de pie. Una buena postura es la posición fetal, tumbado de lado sobre un costado con las rodillas y caderas flexionadas y con la cabeza y el cuello alineados con el resto de la columna. Otra postura buena se adopta tumbado boca arriba con las rodillas flexionadas y una almohada colocada debajo de éstas.

2. Dormir boca abajo no es recomendable salvo en caso de indicación médica, al modificarse la curvatura normal de la columna lumbar, así como obligar al cuello a permanecer girado hacia uno de los lados para poder respirar.

3. El colchón y el somier deben ser rectos y de dureza intermedia, ni demasiado duros ni dema­siado blandos, permitiendo una buena adaptación a las curvas naturales de la columna. La almohada debe ser baja para no forzar la curvatura del cue­llo, y la ropa de la cama será manejable y de poco peso. Las camas grandes son más recomendables, especialmente si se duerme acompañado, permitiendo mantener posturas más relajadas, así como cambiar de postura con frecuencia y facilidad.

4. Evite dormir siempre en la misma posición, en camas pequeñas, sobre un somier y un colchón excesivamente duros o blandos, con una almohada muy alta o sin ella, y tumbado boca abajo.

Al final, al parecer con el viejo dolor de espalda todo se trata de tener un poco más de conciencia que este perfecto mecanismo físico que llamamos organismo, necesita algunos cuidados. Sonrío mientras escribo esto, totalmente encorvada sobre mi portátil, con las piernas cruzadas al frente y la cabeza inclinada sobre los hombres. Creo que me llevará un poco más de tiempo hacerlo.

C'est la vie.