lunes, 16 de marzo de 2015
Bajo la lupa del análisis social: Los mitos preferidos del Venezolano de a pie.
En Venezuela se suele insistir que la peor frase que puede pronunciar cualquier ciudadano del país es “No, vale, yo no creo”. Una especie de incredulidad informal que resume esa ceguera selectiva y la mayoría de las veces preocupantes sobre la verdadera situación del país. No obstante, la idea parece abarcar algo más que una broma propia del tradicional sentido del humor Venezolano: porque más allá de “no creer”, el no admitir la realidad y sobre todo la profundidad de la crisis que atravesamos, a condenado al país no sólo ha repetir sus errores sino además, atravesar un terreno inestable de todo tipo de errores históricos y sociales que han beneficiado los vicios del poder hegemónico. Una idea que desconcierta, preocupa pero sobre todo, deja en claro que aún, la gran mayoría de los ciudadanos de nuestro país desconocen los alcances e implicaciones de la coyuntura histórica que atravesamos.
De hecho, según encuestas de opinión y otros datos sobre que permiten indagar sobre la temperatura política del país, demuestran que gran parte de los ciudadanos Venezolanos no sólo no analizan a detalle la situación social, política y económica que atraviesan, sino que suelen ignorarla lo mejor que pueden la mayoría de las veces. De manera que quizás es necesario preguntarse, cuanto de lo ocurre en nuestro país es consecuencia directa de esa ignorancia fragmentada o mejor dicho, ese instinto de supervivencia que hace que el Venezolano ignore una situación cada vez más peligrosa y volatil. ¿Somos cómplices silenciosos de la situación que atraviesa el país debido a la omisión de la responsabilidad directa? O mejor dicho ¿Esa necesidad de ocultar, disimular e interpretar los elementos de una crisis conyuntural es parte de integral del problema? La idea resulta inquietante cuando se interpreta como parte de lo que ocurre y sobre todo, de sus inmediatas consecuencias.
Así que, decidí preguntarme en voz alta sobre las mentiras favoritas del Venezolano. Esa que le permiten continuar soslayando la verdadera importancia de una crisis cada vez más compleja y que sobre todo, la minimizan en contraste con la realidad cotidiana. Una serie de ideas preocupantes que no sólo demuestran que el panorama del país es mucho más complicado de lo que asumimos a simple vista, sino que además deja claro que en nuestro país, la cuota de responsabilidad del ciudadano con respecto a lo que vive es considerable y en determinados casos, significativa en la medida de su resolución.
¿Y cuales serían los engaños predilectos del Venezolano? Probablemente los siguientes:
* El Gobierno es un grupo de ignorantes:
Sin duda, la mayoría de los funcionarios del Gobierno Chavistan carecen de la preparación, la experiencia y la solvencia moral para ejercer los cargos que detentan. No obstante, interpretar sus acciones, omisiones y agresiones como reacciones “ignorantes” es simplificar el aparato de propaganda, manipulación ideológica y estrategia política que le has permitido permanecer durante más de quince años en el poder. Y es que el Gobierno Chavista, basa sus aspiraciones políticas inmediatas y a futuro en la identificación de sus líderes visibles con la base electoral que les apoya. Y parte de esa identificación, es esa cualidad de “Humildad” de criterio que los separa de los políticos tradicionales que durante cuarenta años de política bipardista ejercieron cargos de poder en Venezuela. De hecho, Hugo Chavez Frías tenía un consistente discurso coreografiado hasta el mínimo detalle para crear una imagen muy concreta sobre el “hombre Venezolano”. Una identificación emocional que le permitió no sólo convertirse en un líder carismático de considerable poder personal, sino además en un símbolo político por derecho propio.
El discurso Chavista, además, se nutre con todo tipo de ideas heredadas del pensamiento izquierdista histórico de la región y una cuidada puesta en escena que le permite no sólo identificarse con su base electoral sino también con una especifica corriente de pensamiento. El liderazgo chavista conoce al elector a quien va dirigido su discurso y además, analiza la idea política desde la misma perspectiva de Hugo Chavez: una mezcla de emoción visceral y también, de profundo conocimiento sobre la idiosincrasia del ciudadano al que necesita conquistar. El líder chavista no tiene el menor interés — ni tampoco le resulta redituable electoral ni politicamente — en ser considerado culto, elegante y mucho menos refinado. Con un planteamiento ideológico dirigido a la lucha de clases y sobre todo, al enfrentamiento basado en el resentimiento, la visión chavista necesita insistir en las ideas que pueden permitirle una identificación inmediata con el elector a quien dirige su mensaje social.
* El Gobierno Venezolano “tiene miedo”.
En los momentos en que la crisis económica y política parece recrudecerse, el gobierno chavista parece cometer errores tácticos al radicalizarse en lugar de negociar con el descontento genérico y la crítica inmediata. No obstante, insistir que las reacciones del Gobierno — siempre dogmáticas, sustentadas en la ideología del enfrentamiento — son síntomas de “temor”, es infravalorar la estructura en la que se basa el gobierno Chavista. Durante sus quince años como líder único, Hugo Chavez Frías logró un control hegemónico sobre todas las instituciones y órganos en poder en Venezuela, asegurándose así de aislar a la oposición política — e incluso a la crítica interna — con respecto a las actuaciones de su gobierno y las decisiones específicas sobre el proyecto personalista que llevaba a cabo. En la forma en que fue concebida — a la medida de otras experiencias autócratas de la región y de la izquierda tradicional mundial — La Revolución Chavista no admite contrincantes ideológicos y mucho menos, oposición. La concepción del Gobierno y sobre todo, la manera en que maneja y se enfrenta a las sucesivas crisis que atraviesan, dejan en claro que el propósito inmediato de la ideología chavista es la radicalización y desde esa perspectiva maneja cualquier enfrentamiento argumental, político y social. De hecho, cada crisis endurece su posición y les permite avanzar en el supuesto ideológico de utilizar cada oportunidad para debilitar al adversario y crear una matriz de opinión que le favorezca.
* El resentimiento clasista, el racismo y la xenofobia son elementos recientes de la cultura Venezolana:
En realidad, sólo su utilización como elemento político es un hecho novedoso. Mucho antes de la llegada de Hugo Chavez al poder, la sociedad Venezolana padecía de un fuerte ingrediente de prejuicio y discriminación. No obstante, fue Hugo Chavez el que logró utilizar esa visión sobre la marginalización en Venezuela para crear un elemento político único: La gran mayoría de los electores que apoyan el proyecto Chavista suelen insistir que Chavez les “incluyó” en la discusión política y social del país. Una ingeniosa vuelta de tuerca política que no sólo permitió a Chavez acumular un considerable capital político que mantuvo y sostuvo hasta su muerte, sino además crear toda una base de opinión que le permitió sustentar su proyecto en una mayoría electoral holgada. Chavez no sólo se mostró así mismo como “hombre de pueblo” sino como un líder que podía comprender las situaciones reales que atravesaba su electorado. Todo lo anterior, unido a su avasallante personalidad, creó un sólido entramado político en el que se apoyó su gobierno incluso en los momentos más complicados y débiles.
* Hugo Chavez se deslegitimizó por el uso de la Violencia: (Y posteriormente, Nicolas Maduro)
De hecho, durante todo su gobierno, Chavez se mantuvo al borde mismo de la legalidad democrática, transgrediendola sólo en ocasiones puntuales y disimulando las señales inmediatas de una grave crisis económica a través de su carisma personal y su relación directa y emocional con el electorado. Fue el olfato político de Chavez y sobre todo, su audacia como líder, lo que permitió al Chavismo avanzar con cierta comodidad en momentos puntuales que habrían derrotado a cualquier otro gobierno. El uso de la violencia por parte del Gobierno de Hugo Chavez siempre fue a través de medio indirectos — como enfrentamientos entre grupos de choque y la actuación de los llamados Circulos Boliviarianos — y en cada oportunidad, logró encontrar una grieta legal que no sólo sostuvo su imagen como líder sino que además, apuntaló su discurso dirigido a las mayorías desposeídas del país.
En cuanto a las actuaciones de Nicolas Maduro (mucho más torpe que su predecesor y evidentemente, con un margen de maniobra mucho más restringido), la situación se interpreta de manera muy semejante. Aunque algunos organismos públicos han expresado opiniones críticas sobre el Gobierno Venezolano y especificamente EEUU instrumentó una ofensiva diplomática y política contra la administración Maduro, aún hay una distancia considerable entre una sanción de verdadero peso político interno y otra, de índole nominal y poco menos que insustancial.
* La opinión Internacional tiene una visión distorsionada sobre Venezuela: Por ese motivo no actúa.
Con frecuencia y sobre todo en momentos de especial tensión política, la oposición Venezolana se empeña en invocar la intervención internacional para lograr visibilizar el enfrentamiento político que ocurre en el país y la agresión Gubernamental. No obstante, a pesar de la simpatía inmediata que pueda despertar la situación Venezolana en ciudadanos de otros paises, la posible intervención Internacional se encuentra en medio de un borroso trayecto entre lo que políticamente admisible y los intereses económicos — y sobre todo políticos — entre los países del continente y Venezuela. Y es que las relaciones Gubernamentales y sobre todo, las críticas y actuaciones sobre el comportamiento de la política domestica en Venezuela, suele ser un tema de debate incómodo y sobre todo, de complicadas interpretaciones diplomáticas que pocas veces producen algo más que tibios comunicados de cancillería. La situación Venezolana sobre todo, tiene un amplio rango de debate en la mayoría de los países del mundo y suele implicar además, los intereses partidistas e ideológicos de los líderes políticos en disputa. Por lo cual, es bastante poco probable que cualquier país — a menos que le beneficie de manera directa — intervenga en el conflicto Venezolano a favor de la oposición política del país.
* El chavismo crítico y el arrepentimiento ideológico:
El Chavismo es una corriente política caracterizada por una profunda identificación emocional, social y cultural. Un Chavista lo es no sólo por su simpatía política con el proyecto de Hugo Chavez Frías o su especialísima manera de ejercer el liderazgo público, sino además porque se identifica con la interpretación cultural chavista sobre Venezuela. Y es que de hecho el Chavismo, podría ser considerado una forma de subcultura muy específica: no se trata sólo de un proceder cultural, una forma de interpretar la sociedad, una aspiración histórica sino incluso una identidad personal. El Chavismo logró consolidar una planteamiento sobre la noción de ciudadanía, gentilico e identidad social muy concreta, con la cual su electorado se identifica. Además, esa percepción se extiende hacia la forma como el militante comprende las relaciones de poder, las funciones del Estado y también la administración de justicia.
Así que, es bastante poco probable que un Chavista pueda apoyar cualquier otra opción fuera del chavismo. No sólo porque la ideología presupone la lealtad como elemento político, sino porque además no se trata sólo de una interpretación sobre la actuación del Gobierno: el Chavista considera su parecer político una mezcla de ideas que le definen como ciudadano. Contradecirlas implica una crítica directa no sólo hacia el sistema de Gobierno sino también en su manera de concebirse como cuidadano. Así que es bastante probable que a pesar del descontento general, el Chavista continúe identificarse con el discurso gubernamental mucho más que con el opositor.
* Venezuela es un país rico:
En realidad, Venezuela es un país con enormes recursos naturales, pero jamás ha disfrutado de un tipo de administración política que permita la correcta administración de las ganancias y propicie la prosperidad. Venezuela de hecho, es un país de una enorme pobreza política — el discurso se basa en el enfrentamiento y el ejercicio del poder en el Presidencialismo — y también una deficiente comprensión de la actuación del estado como principal promotor de la prosperidad pública. En Venezuela, la posibilidad de la riqueza siempre se ha confundido con la percepción real sobre la capacidad del Estado para construir un entramado social sustentable.
Con toda seguridad, se trata de una recopilación incompleta de esos frecuentes mitos venezolanos sobre la política y la situación general del país. No obstante, resumen de una manera clara lo que suponemos es el panorama político y social del país en contraposición que debemos enfrentar a diario. Una noción sobre esa percepción distorsionada de la realidad Venezolana que muchas veces es el uno de los enemigos a vencer.
1 comentarios:
Excelente, Sin desperdicio tu analisis !
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