miércoles, 6 de mayo de 2015
El peligroso filo de la opinión superficial: Unas reflexiones sobre la campaña contra Joss Whedon en Redes Sociales.
Tenía unos dieciocho años la primera vez que vi “Buffy, The Vampire Slayer” y de inmediato, me convertí en fan de la serie. No sólo por la renovada y original mitología que ofrecía sobre mis monstruos y personajes de fantasía favoritos — la recreación del vampiro de la serie es quizás una de las que más me agrada -sino porque además, la heroína, la Buffy que daba el nombre a la serie, era una mujer extraordinaria. Un personaje que no tenía nada que envidiarle a cualquiera de sus contrapartes masculinos y que de hecho, era la concreción de todas las grandes características de cualquier super héroe acción que se precie. Y es que Buffy no solamente cazaba vampiros — y lo hacia especialmente bien — sino que además era un personaje rico en matices, lo suficientemente interesante como para sostener la serie durante sus diez temporadas y además, sentar un lúcido precedente de lo que podía ser un personaje femenino en el mundo de la televisión y el cine. Toda una renovación de lo que hasta entonces había sido la percepción sobre lo femenino en la series e incluso en el muy machista — por razones obvias — mundo del comic.
Todo obra de Joss Whedon, hasta entonces un modesto guionista esporádicamente acreditado que saltó la fama justamente por crear un personaje memorable para el mundo de los super héroes. Un personaje femenino. Un personaje que fue la síntesis no sólo de la una inusual visión sobre el mundo de la fantasía y lo que se espera de los personajes que lo habitan, sino de la forma como hasta entonces se había percibido la participación de la mujer en cualquiera de sus tramas. Y es que Buffy, agil, fuerte, con las habilidades de pelea de cualquier contrincante masculino, ambigua, sexual y falible, cambió el rostro resultón y secundario de la gran mayoría de los roles femeninos en el mundillo pop. Un paso adelante que construyó todo un nuevo lenguaje acerca del tema a partir de entonces.
Por ese motivo, me sorprendieron — y me irritaron — las acusaciones de misógino y machismo contra el Whedon que corrieron de un lado a otro de las redes Sociales durante los últimos días. Una ola injustificada de ataques, críticas e incluso amenazas que provocaron que el director y Guionista abandonara Twitter, luego de ser incapaz de enfrentarse al ataque desproporcionado en su contra. ¿El motivo? el aparente machismo del director al momento de construir y concebir el personaje de la Viuda Negra (Interpretada por Scarlett Johansson) dentro de la trama de Los Vengadores: La era de Ultrón. Al director no sólo se le acusó directamente de disminuir al personaje y convertirlo en un estereotipo de la clásica “damisela en desgracia” sino además, de someterlo a una serie de esquemas de rol misóginos que convirtieron al personaje en una caricatura de sí mismo. Las ataques no sólo criticaban el guión de la película — y el aparente menosprecio de la Viuda Negra en detrimento al resto de los personajes de la trama — sino al hecho, que transformaran al personaje interpretado por Johansson en un mero secundario comparsa dentro de la película.
Más allá si las acusaciones son ciertas o no — lo cual, de hecho, engloba un debate totalmente distinto — los ataques y la presión contra Whedon demuestra que los grupos de opinión y activismo aún no han comprendido — ni mucho menos, analizado — el hecho básico que lo ocurrido marca un grave precedente con respecto a la expresión de una crítica válida sobre una obra artística. Porque ya no hablamos sobre el hecho que el personaje de la Viuda Negra pudo ser minimizado en base a una concepción misógina sobre la mujer y su rol efectivo, sino el hecho que la campaña de desprestigio contra el director de la película es no sólo inefectiva sino peligrosa. ¿Hasta que punto los grupos que enarbolaron la bandera de la defensa de los derechos femeninos para amenazar al director comprenden que la sobredimensión y explotación de la herramienta de crítica no sólo repercute en la validez de la denuncia sino también en su integridad como propuesta? ¿Es de hecho, este acoso virtual, llevado a cabo por una legión de críticos de ocasión y basado en argumentos incompletos y poco claros una muestra de ese poder desconocido y preocupante de las redes contra el lenguaje artístico? ¿Cual es la línea que divide la demanda justa, la crítica meditada de una mero ataque despiadado contra el artista? Los cuestionamientos que se suceden a partir de lo ocurrido no sólo preocupan sino que además, afectan esa percepción del espacio virtual como un método efectivo de denuncia.
Porque ya no hablamos sobre el hecho si el guión de la película The Avengers pudo menospreciar — o no — el papel y desempeño de uno de sus pocos personajes femeninos, sino la forma como la reacción violenta de la crítica puede afectar la capacidad del público para influir sobre el resultado de cualquier obra artística. ¿Es esta cruzada en contra de Whedon la más reciente de una serie de campañas de corte elemental, básico y sin la menor profundidad que ocultan y minizan los reales problemas que desean mostrar? De ser así, ¿Que utilidad real puede tener la presión innecesaria, absurda y violenta contra un creador en el debate de un perspectiva muy concreta sobre el producto artística que crea? Porque si analizamos el asunto desde cierta distancia, los ataques parecen enfocados en Joss Whedon como persona — creador y artista que llevó a cabo un proyecto artístico grupal — que en el resultado de todo un proceso creativo cinematográfico, lo cual es cuando menos insidioso. El debate se extiende a la periferia, aún sin respuestas y lo que resulta aún más preocupante, como terreno fértil para la interpretación de todo un nuevo planteamiento con respecto a la libertad artística, la creación y el poder de las redes y la opinión pública para influir sobre su resultado final.
La viuda, el dibujante, el director y otros pequeños dilemas:
No obstante, la real pregunta que surge en medio de los argumentos cruzados sobre del tema que desencadenó los ataques contra Whedon es si realmente, el guión de “Los Vengadores: la Era de Ultrón” tiene una clara connotación machista y misógina. Una y otra vez, el debate parece dirigirse directamente al hecho y no a las implicaciones que conlleva. No se trata de un tema sencillo y mucho menos, que pueda dirimirse sólo analizando la forma como Whedon ideó el mundo de sus personajes. Y es justamente, esa simplificación del resultado artístico — la crítica con respecto una película desigual con algunos problemas evidentes de guión y edición — lo que hace que el debate surgido en Redes Sociales resulte tan inocuo como inútil. Y es que no es tan sencillo tachar a una película que engloba un Universo en particular de machista sin llevar a cabo un análisis concienzudo de las bases donde se sostiene su peculiar visión del tema.
¿Es machista la película “Los vengadores: la Era del Ultrón”? En realidad, cabría preguntarse si el hecho que la gran mayoría de sus personajes sean masculinos y con un marcado rasgo ególatra, la hace machista. ¿Es suficiente para definir un rasgo misógino el hecho de analizar el guión y la historia en pantalla las actuaciones o el peso de la trama que tienen sus personajes femeninos? Pero profundicemos más allá en el argumento: ¿Es machista la forma como se concibe a la Viuda Negra dentro del Universo Marvel?
El personaje de “La Viuda Negra” fue creado por Stan Lee, Don Rico Don Heck para el comic Tales Of Suspense número 52 y desde su origen, se concibió como un personaje que integrara no sólo las características habituales del super Héroe al uso sino también un marcado perfil femenino. Porque Natasha Alianovna Romanov (nombre real del personaje en el comic) es fuerte, audaz, agil, con una notable perificia técnica y habilidad tecnológica. Pero también es una mujer muy bella, al estilo de las mujeres idealizadas y comercializadas por el mundo del Comic. No obstante, esa interpretación de la mujer en un mundo esencialmente masculino, tiene un elemento que lo hace por completo distinto a propuestas semejantes. Natasha no es solamente bella, sino que utiliza esa belleza como otra de las armas y recursos contra los numerosos enemigos a los cuales debe enfrentarse en medio de las multiples tramas en que participa.
La historia de Natasha en el comic, es de hecho, una reinvención del clásico cuento de hadas. Descendiente de los zares rusos, Natasha fue rescatada siendo una niña por un soldado soviético, quien cuidó de ella hasta que se hizo una mujer. En ningún punto de la historia, Natasha es concebida como un personaje débil, sino de hecho una sobreviviente a una circunstancia política e histórica con la que se la relaciona de manera tangencial. Posteriormente, sería reclutada como espia y llegaría a tener su propio peso argumental en el Universo de la factoría Marvel.
En su transición a la gran pantalla, La viuda Negra perdió parte de su autonomía y quizás independencia — al menos, como se le concibe en el mundo del comic — en favor del argumento. El personaje tuvo su primera aparición en la secuela de Iron Man, donde se desempeñó como una espia dentro de las empresas Stark en un remero de una de las tramas principales de la historia original del personaje. La viuda Negra, encarnada por la actriz Scarlett Johansson, tenía la misma frialdad, inteligencia, audacia y fuerza física de su homónima en papel y nadie pareció especialmente preocupado porque un ambivalente Tony Stark (en la piel del actor Robert Downey Jr) dedicara algunos comentarios directamente machistas al personaje en varios puntos de la acción. De hecho, la dinámica entre los personajes se muestra como un ambiguo coqueteo que termina en una redimensión sorpresiva del personaje a mitad de la trama.
¿Por qué entonces el desempeño y percepción del personaje en la película de Whedon produjo una polémica a tal escala? Para comprender la reacción de las Redes Sociales y sobre todo, lo insustancial de la diatriba, vale la pena analizar el asunto desde un punto de vista mucho más amplio que el simple ataque no sólo contra el producto fílmico sino contra su director. Porque el problema — de existir — con la percepción de Viuda Negra con respecto al resto de los Vengadores, parece ser la reacción no sólo a las implicaciones del personaje en pantalla, sino todo lo que venía ocurriendo -antes y después del estreno de la película — y que pusieron en tela de juicio, no sólo la aproximación de Whedon al personaje sino la perpcepción de la trama sobre el escaso elemento femenino que forma parte de la historia que cuenta.
Y es que nadie pone en duda, que el tratamiento de los personajes femeninos dentro de las diferentes tramas Marvel en ocasiones podría percibirse como misógino, sobre todo, si tomamos en cuenta su escasa participación en las tramas esenciales y centrales de varias de sus películas. No obstante, también es indudable que todos los personajes femeninos de la serie de películas basadas en Super Héroes tradicionales, se plantean desde sus fortalezas: la mayoría de las mujeres Marvel son tan fuertes, independientes y capaces como sus contrapartes masculinos, a pesar de su discutible participación en la trama. Ninguna de ellas se ha visto sometida a lo que se suele llamar “el dominio masculino” y de hecho, buena parte de las mujeres en las tramas Marvel son lo suficientemente fuertes como para salvar en día en la mayor parte de las situaciones. Como la inteligente — y torpe — Jane interpretada por Natalie Portman en las películas basadas en la historia de Thor, o la Virginia “Peper” Popp (en la piel de Gwyneth Paltrow) que en la tercera película de la franquicia literalmente es el brazo fuerte de un disminuido Tony Stark. No obstante que la mayoría de los personajes conservan ciertos rasgos tradicionales, la evolución en cuanto a su planteamiento ha sido obvio.
¿Que ocurre con Viuda Negra entonces y el debate que suscita? tal vez se debe en realidad al hecho que los problemas en torno al personaje comenzaron antes del estreno de “Los vengadores: La era del Ultrón”. En las semanas previas al estreno, el personaje — o mejor dicho, la percepción que se tiene sobre él — fue ampliamente debatido en redes sociales luego que Jeremy Renner y Chris Evans (Hawkeye y Capitán America respectivamente en la serie de películas Marvel) llamaran al personaje “Zorra”, lo cual suscitó un inmediato debate en redes sociales y medios de comunicación. El comentario, en tono humorístico, despertó una considerable ola de críticas y obligó a los actores a disculparse públicamente, aunque sólo Evans admitió se trataba de un insulto y una concepción ofensiva sobre la mujer. Renner en cambio, insistió que su comentario había sido fruto de las extenuantes jornadas de entrevistas y promoción que había llevado a cabo durante meses. En ningún momento admitió que calificar como “zorra” un personaje femenino fuera en específico, un acto misógino. De hecho, Renner volvió a insistir sobre su particular punto de vista sobre el personaje — a pesar de la previa disculpa pública — durante una entrevista en el programa nocturno que conduce Conan O’Brian, en el que declaró “si te acostaste con cuatro de los seis Vengadores, no importa lo bien que lo hubieras hecho, eres una una puta. O al menos, así lo veo”. El comentario provocó reiteradas críticas sobre el supuesto machismo de la película — que aún sin estrenarse para el momento de la entrevista — y puso en el ojo del huracán el posible tratamiento del personaje dentro de la trama. Fue inevitable que más de una asociación feminista se preguntara en voz alta por qué el actor parecía tan preocupado por el comportamiento sexual de La Viuda Negra, y no con el de Tony Stark, en la trama un conocido Playboy y seductor.
La polémica estaba servida y no hizo más que aumentar, cuando se señaló que buena parte de la publicidad y la venta juguetes alusivos a la película, ignoraban al personaje de la Viuda Negra. Un hecho tan notorio que provocó que incluso Mark Ruffalo (Hulk en la trama) señalara la notoria ausencia vía Twitter, pidiendo que además, se incluyera al personaje como parte de los paquetes de muñecos de acción que llenaban todas las estanterías de jugueterías a lo largo y ancho del país. El comentario provocó un discreto revuelo con respecto a la manera como Marvel percibe a las mujeres dentro de las tramas de sus películas y puso en tela de juicio, la consistencia de los personajes femeninos en cualquiera de ellas.
Por supuesto, el problema no se trata sólo de la manera como se percibe un personaje en particular, sino el hecho que Marvel, a pesar de sus intentos por mostrar una nueva versión de lo femenino dentro de su Universo de Super Héroes, ha cometido una serie de preocupantes omisiones que sólo parecieron hacerse más notorias a medida que el estreno de “Los vengadores: la era de Ultrón” se aproximaba. A pesar que el 40% de los audiencia de Marvel — y de hecho, de la mayoría de las películas de la franquicia son mujeres — ninguna de las 11 películas estrenadas hasta ahora por el Universo Marvel, tiene un personaje femenino de tanta importancia y revelancia como uno masculino. O al menos, es el inmediato análisis que se lleva a cabo cuando se analiza la franquicia desde el punto de vista de la participación de la mujer en el tema. La crítica Jen Yamato no sólo lo confirma sino que añade que el tratamiento argumental de las mujeres Marvel parece esencialmente dirigido a un punto de vista “Hasta ahora, las co-protagonistas femeninas sólo han aparecido principalmente como mujeres fatales emocionalmente impenetrables que carecen de verdadera profundidad”. Lo cual parece señalar de manera directa, el hecho que una vez que se decide brindar verdadera sustancia a la historia de la Viuda Negra, no sólo se reafirma su planteamiento como figura femenina distante, elemental y unidimensional, sino que además se añade una visión dramatizada y esquematizada sobre lo femenino: su esterilidad.
Y es que Natasha, como personaje y también como miembro del equipo de “Los Vengadores”, no sólo es un personaje entrenado para matar, sino que además, sino que lo hace con singular eficiencia. A través de unos cuantos flashback, se nos cuenta a grandes rasgos que Natasha fue no sólo educada como un arma letal sino también, para ejercer su habilidad como asesina de manera despiada y dura. No obstante, en uno de los giros del guión más críticados, La Viuda Negra habla sobre su cualidad “monstruosa”. Y lo hace haciendo incapié en que durante su entrenamiento fue “esterilizada” y así “convertida en una criatura monstruosa”. No se trata sólo que el guión maneje de manera muy torpe y poco consistente el hecho que Natasha es un personaje esencialmente peligroso, sino el hecho que insista en mostrar que su principal horror y dolor, no es su capacidad para asesinar — como es de hecho, el enunciado de buena parte de la película con respecto al resto de los personajes — sino en su incapacidad para concebir. ¿Lo que hace entonces a Natasha implacable y feroz no es su entrenamiento sino el hecho de su capacidad para ser madre?
El escándalo fue inevitable. Eso, a pesar que el personaje disfruta de estupendas escenas, que muestra en multiples ocasiones su habilidad y capacidad. No obstante, para la memoria popular, para esa afilada opinión pública que ya discutía desde hacia semanas la supuesta misoginia de una película que aún no había sido estrenada, fue suficiente. El hecho que el personaje de Natasha no se cuestione sus motivos para matar — como si lo hacen el resto de sus protagonistas masculinos — sino el hecho que no pueda ser madre, hace que la profundidad del personaje sea poco realista y sobre todo, carente de esa interesante aproximación que podría haber tenido de haber sido analizado como un personaje más allá del género. Y en ese particular punto de vista que las dicusiones vías Redes Sociales parecen alimentarse e insistir. Y sobre todo, basar toda la absurda campaña con la que se enfrentan y presionan a Joss Whedon con respecto a su lenguaje machista.
No obstante, muy pocas de las acusaciones que se le achacan a Whedon son realmente válidas. Porque a pesar de lo anterior, La Viuda Negra tiene un peso concreto y sobre todo, sustancial en la trama de “Los Vengadores: la Era de Ultrón”. De hecho, Natasha y a pesar de los fallidos intentos del guión por humanizarla, sigue siendo el personaje efectivo e interesante por derecho propio. Es ella, quien sostiene quizás el único elemento argumental para comprender a Hulk — sin necesariamente supeditarse a él — y también, es el único personaje que sin poseer un poder físico especial, tiene un considerable peso dentro de la narración. Incluso, se ha insistido en más de una ocasión, que la Viuda Negra, con su sorprendente agilidad física y determinación, recuerda mucho a Buffy, ese primer referente inmediato sobre lo que a mujeres poderosas en el mundo del comic y la televisión se refiere.
Por lo tanto, el ataque a Whedon no sólo resulta injustificado sino también, blando y por completo desproporcionado. No sólo olvida que una película es a menudo el fruto de un trabajo en equipo — y que debe enfrentarse no sólo a sucesivas re escrituras de guión sino también, a decisiones de producción y comercialización muy específicas — sino que además, es la suma de sus puntos fuertes y débiles. Y en el caso del trabajo del director — no sólo en la franquicia relacionada con el Universo Avengers, sino en el resto de sus trabajos — hay una metódica búsqueda de la evolución de los personajes, del crecimiento del planteamiento, incluso de la visión del bien y del mal. ¿Lo logra? ¿Llega a una interpretación consistente sobre un punto de vista tan concreto? Quizás no, pero resulta lamentable que ahora mismo, el debate — que pudiera ser necesario e incluso de enormes posibilidades — se base en el autor, en el ataque personal contra su trabajo y no la obra y sus implicaciones. Un giro peligroso en la percepción sobre el poder superficial de la cultura de las redes sociales y sus posibles implicaciones.
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