Ansel Adams solía decir, que "Reunir doce fotos buenas en un año es una excelente cosecha", lo que deja muy claro que para la fotografía tradicional - y sobre todo, la basada en esa percepción de la realidad como documento perdurable - lo realmente valioso en una imagen era la calidad intrínseca y no la producción y multiplicidad del producto final. En una época como la nuestra, donde la fotografía se ha democratizado y los medios son cada vez más accesibles, esa reflexión puede sorprender pero sobre todo, desconcertar. Para buena parte de los fotógrafos actuales, la fotografía es un ejercicio de repetición, una mirada compulsiva sobre el objeto y la realidad en busca de la imagen perfecta, idónea y necesaria. Porque, si vamos a lo esencial de la imagen inmediata, la pregunta que surge como elemento indispensable de toda reflexión es obvia: ¿Qué hace una fotografía perdurable? ¿Qué hace que sea un documento fidedigno de nuestro punto de vista sobre el mundo? ¿Qué nos hace comprender sus símbolos y elementos con mayor claridad?
Se dice que toda fotografía es un reflejo de su autor. De sus opiniones, ideas, modos de expresión y sobre todo, mitología personal. Y es cierto, por supuesto. Cada imagen inmediata resume no sólo el conjunto de referencias del fotógrafo sino también, ese vasto mundo interior que permite su creación y más allá de eso, sustenta el lenguaje visual que reconstruye su sentido último. De manera que, una fotografía jamás es inocente. Siempre simbolizará un recorrido duro y complicado a través de un planteamiento complejo. Una ventana abierta hacia lugares profundamente misteriosos en la mente de quien la toma. Una imagen repetida en cientos de percepciones sobre quienes somos y quienes aspiramos a ser.
Tal vez por ese motivo, recopilar mis fotografías favoritas del año me permite no sólo analizar mi trabajo durante doce meses sino también, asumir el hecho que cada fotografía es una manera de construir una idea individual, poderosa por necesidad. ¿Por qué fotografiamos? ¿Qué nos hace levantar la cámara y crear toda una expresión conceptual sobre nuestras ideas y percepciones de la realidad? No se trata de cuestionamientos simples y por ese motivo, no hay una única respuesta correcta. Quizás lo más cercano, sea esa revisión del planteamiento personal visual. De lo que creamos a diario a través de una idea personal.
¿Y cuales serían mis fotografías preferidas durante este año? Las siguientes:
Analizar el trastorno de pánico que sufro a través de imágenes, fue liberador. |
Reconciliandome con Caracas gracias a la fotografía (PhotoWalk Scott Kelby 2015) |
Un retrato vale por mil palabras (Homenaje a Luis Brito, expuesta en Maczul durante Noviembre 2015) |
Escenas perdidas en medio del tiempo (Experiencia #VeryAsombrarse #7Virgenes 2015) |
Todo retrato es un espejo (Retrato de Antonio, febrero 2015) |
Todos nuestros miedos pueden ser formas creativas (Ophelia Tenebrosa, Serie Spiritu liberta 2015) |
Paradiso Perduto (Serie Criaturas Extraordinarias 2015) |
Somos quienes amamos (Retrato/Autorretrato con mi madre para el día de la madre 2015) |
Escenas fragmentadas (Experiencia #VerYAsombrarse #7Virgenes 2015) |
Somos luz de estrellas muertas (Ophelia Mortis, de la serie Spiritu liberta 2015) |
Espacios inquietantes de nuestra mente (Serie "En Penumbras" para el taller de Lenguaje fotográfico con Wilson Prada, Escuela FotoArte 2015) |
Tantas historias en nuestro cuerpo (Serie "Fragilidad" para mi Segundo Taller de Autorretratos durante el 2015, en Escuela FotoArte) |
¿Por qué fotografiamos? Es una pregunta insistente que todo fotógrafo se formula para comprenderse así mismo, para analizar de la mejor manera posible su entorno y sobre todo, su propia identidad. Tal vez, mirar el lento recorrido visual a través de nuestra perspectiva y el mundo que se crea a través de piezas y visiones fotográficas, pueda permitirnos responderla. Y más allá de eso, asumir el peso de lo que creamos como parte de nuestro paisaje personal.
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